Soy esa mujer que
se peina delante del
espejo y llora
por el morado
de sus golpes.
Soy el puño narcisista
que destroza la
porcelana y no
tengo nombre
ni amo.
Soy el sentimiento de
inferioridad y la rabia
capaz de quebrantar
cualquier pacto de
voluntad y también soy
la falta de libertad
de la misma.
No llores más, preciosa,
que soy la venganza
de ese llanto.
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