sábado, 7 de mayo de 2011

Un mundo plano sostenido por cuatro elefantes que se apoyan en la espalda de una tortuga gigante.

Si me lo permites me saldré del guión, siempre ha sido de mi agrado salirme del camino, no soy de esas personas que siguen los modelos establecidos ni que lleva en su vida un camino recto. No soy ejemplo de nadie, no quiero serlo. No quiero ser recordado, no quiero ser especial. Me importa una mierda lo que puedan pensar los demás...se empiezan a notar demasiado los decorados de esta jaula...se empiezan a ver cada vez mas los focos de esta especie de show.
El título de tu anterior blog me ha echo recordar un libro que leí no hace mucho tiempo; se trata de El lobo estepario, del gran Herman Hesse. Para abrir boca te diré que el primer capítulo de esta obra se llama "Solo para locos". Ahí queda eso...Este es el primer párrafo, una verdadera descripción de la vida de un suicida, de un renegado de la sociedad:

"El día había transcurrido del modo como suelen transcurrir estos días; lo había malbaratado, lo había consumido suavemente con mi manera primitiva y extraña de vivir; había trabajado un buen rato, dando vueltas a los libros viejos; había tenido dolores durante dos horas, como suele tenerlos la gente de alguna edad; había tomado unos polvos y me había alegrado de que los dolores se dejaran engañar; me había dado
un baño caliente, absorbiendo el calorcillo agradable; había recibido tres veces el correo y hojeado las cartas, todas sin importancia, y los impresos, había hecho mi gimnasia respiratoria, dejando hoy por comodidad los ejercicios de meditación; había salido de paseo una hora y había visto dibujadas en el cielo bellas y delicadas muestras de preciosos cirros. Esto era muy bonito, igual que la lectura en los viejos libros y el estar
tendido en el baño caliente; pero, en suma, no había sido precisamente un día encantador, no había sido un día radiante, de placer y Ventura, sino simplemente uno de estos días como tienen que ser, por lo visto, para mí desde hace mucho tiempo los corrientes y normales; días mesuradamente agradables, absolutamente llevaderos, pasables y tibios, de un señor descontento y de cierta edad; días sin dolores especiales,
sin preocupaciones especiales, sin verdadero desaliento y sin desesperanza; días en los cuales puede meditarse tranquila y objetivamente, sin agitaciones ni miedos, hasta la cuestión de si no habrá llegado el instante de seguir el ejemplo del célebre autor de los Estudios y sufrir un accidente al afeitarse."

Este libro refleja la crisis espiritual que vivió el autor durante una temporada. Hacia el final del mismo aparece algún que otro toque fantástico, francamente, una verdadera delicia.
Habla de un hombre que sufre lo que en realidad todo ser humano padece...tiene una doble personalidad, tiene dos almas; un alma humano, bueno, agradable y sociable, y otra parte animal, el lobo estepario, enemigo solitario del mundo, escurridizo, antisocial y sin hogar...Este hombre es un enamorado de la música clásica, de los buenos libros y de una grata compañía de vez en cuando. El lobo estepario trata de llevarle por sucias cantinas, sin mas compañía que un vaso de vino.
Esta doble personalidad está dentro del alma de todo ser humano, es el tamaño de esta dualidad la que distingue a un hombre cuerdo de un loco...o a un hombre normal de un genio... Todos alguna vez en nuestra vida hemos tenido días en los que no queremos encontrarnos con nadie especial, o días en los que tenemos ansias de socializarnos.
Es el lobo estepario el que se da cuenta de cosas que la parte mas humana no se percataría, es la que ve los focos del show del que hablé al principio, el que ve la trampa detrás de cada oportunidad...puede servirte de ayuda o destruir tu vida, solo lo controlarás si sabes domesticarle, si sabes controlarte. Cuantas veces he oído eso de: "Es mas grande aquel que sabe gobernarse a sí mismo que a un poderoso ejército." Eso es controlar al lobo que llevamos dentro..dejarle salir cuando debe salir, no dejar que ladre cuando el humano está fuera.
El protagonista de este libro no puede controlar a su lobo estepario, lo que le conduce varias veces a intentar suicidarse, pero cada vez que coge la navaja de afeitar para acabar con esa vida que lleva vuelve a salir el lobo estepario para reírse de él....Como ves, el lobo es tan importante tanto como para poder quitarte la vida como para frenarte en esos deseos...¿Como una especie de Dios? Quien tenga oídos que oiga...
No seguiré con el transcurso del libro por si alguien decide abordarle..solo dejaré uno de los últimos párrafos del mismo...

"Cogió a Armanda, la cual, entre sus dedos, se achicó al punto hasta convertirse en una figurita del juego, y la guardó en aquel mismo bolsillo del chaleco del que había sacado antes el cigarrillo.
Aroma agradable exhalaba el humo dulce y denso; me sentí aligerado y dispuesto a dormir un año entero.
Oh, lo comprendí todo; comprendí a Pablo, comprendí a Mozart, oí en alguna parte detrás de mí su risa terrible; sabía que estaban en mi bolsillo todas las cien mil figuras del juego de la vida: aniquilado, barruntaba su significación; tenía el propósito de empezar otra vez el juego, de gustar sus tormentos otra vez, de estremecerme de nuevo y recorrer una y muchas veces más el infierno de mi interior.
Alguna vez llegaría a saber jugar mejor el juego de las figuras. Alguna vez aprendería a reír. Pablo me estaba esperando. Mozart me estaba esperando."

No hay comentarios:

Publicar un comentario