lunes, 29 de agosto de 2011

La Luna habló de finales parecidos.

Y otro día mas... se encerraba en esa rutina que él tanto amaba. En su escritorio, junto a la compañía de su boli y papel, custodiado por la libertad que aporta el humo y por la perseverancia que te dan los años.
Esta noche la Luna presagiaba que no sería como las demás, no sería una noche de frustración provocada por la falta de inspiración... y es que desde hacía varios días que su musa le abandonó. No sabe si hizo algo mal, pues en eso de acabar con sus ángeles de la guardia él tenía experiencia... quiso tocar el cielo y le robó las alas.. Pero no, esta vez está seguro de no haber hecho nada malo, la adoraba, la daba cariño y la escribía versos de intrínseco sabor a gloria. 
Todo iba como de costumbre, se expuso a una larga sesión de algo ilegal, tomó un par de cervezas que le aclarasen la mente y la vista y se fue a su dormitorio, junto a sus compañeros de viaje, a escribir... Y es que es así como conseguía sentirse libre en esta sociedad que cada vez mas y mas le ahogaba y amordazaba. Pero no... no todo iba igual que antes, sin saber como sus dedos comenzaron a escribir, escribir, escribir. Eran versos de los que él no tenía conciencia de estar creando, versos que no podía imaginar saliendo de su cabeza. Cuando finalizó tan tétrica escena se puso a leer su creación. No seguía un orden lógico, eran frases sueltas que hablaban de Jerico, del apocalispsis y de un extraño hombre que vivía, huraño, en la montaña. Este hombre parece ser que hablaba con Dios una vez a la semana, casi siempre los miércoles, y charlaban horas y horas sobre como iba el mundo, y que hacer para poner una solución a todo esto...
No podía creer nada de lo que estaba viendo, no sabía que estaba ocurriendo, pues su musa no apareció, en cambio si apareció una extraña figura larguirucha cubierta bajo un manto negro, la cual solo le miraba, riéndose a carcajadas. 
Él volvió a dar una calada mientras el humo lo inundaba todo.. empezó a toser y toser, vomitar y vomitar.Esta vez no eran versos los que vomitaba, como tantas otras noches, no..era sangre. Y es que llevar una vida expuesto a las mas excéntricas enfermedades deriva en este final..
Como última lectura sus predicciones del final, como última imagen la de el hombre de la guadaña, como último anhelo la libertad del humo...
Así nos dejó nuestro pequeño genio, en el olvido en el que tantos otros sucumbieron... Que pena solo ser aves de paso...
Eternamente tuyo, Philosophia.

viernes, 26 de agosto de 2011

Y aparecieron, de un bosque del olvido, grandes y eternas leyendas.

Cuenta la leyenda que hace mucho mucho tiempo, en este mundo del fútbol apareció un hombre capaz de eclipsar a Dios, capaz de levantar y unir a un país entero, capaz de hacer lo mejor y lo peor... Todavía los mas estudiosos no han podido afirmar que llegase de este mundo, seguramente viene de otro sitio, pues tanta magia no podía albergar un cuerpo humano. Él solo se bastó para conquistar un mundial, él solo se bastó para movilizar la Calcio, él solo consiguió despertar el corazón de miles de personas y que juntos clamásemos ese gol y lo viésemos con lágrimas en los ojos una y otra vez... Decían que venía de un establo, que su familia estaba sumida en la mas absoluta pobreza..y es que en la mente de un niño al que tan solo le queda la imaginación nace el talento. Porque Diego era eso, talento, magia, esperpento, carisma, imaginación y genialidad en un solo cuerpo. Se le comparó con Dios y de él se erigió una religión. Nunca pretendió ser un ejemplo, y es que quizás él ya vio venir todo lo que años después se le vendría encima... no llevó el camino recto, lo advirtió pero aún así nadie escuchó. Pese a todo eso... siempre será grande.
Alguna generación después, de un cuerpo que apenas levantaba un palmo del suelo surgió un talento descomunal. Si se le comparó al mas grande es porque sería el mas grande. Si se le hizo un hueco en el Olimpo es porque sino él se encargaría de romper las puertas a base de potencial. Nos demostró que la magia no se esconde tras un cuerpo descomunal, nos enseñó que la humildad es la base de todo, nos enseñó y nos enseña a amar el fútbol de una forma tremenda... Fue el que supo imitar a Dios y rememorar su gol, para que así se abrieran las heridas y los corazones volvieran a cantar, fue llamado a marcar una época, y es que eso de los récords hace tiempo que se le quedó pequeño. Y por gente como él se mantiene esta movida intacta.
Es por ellos, por esta generación de magos que aparecen una vez cada tropecientos años, por las que hay que aprender a creer en nosotros. Porque este ejemplo está dentro del mundo del fútbol, pero si lo extrapolamos podemos sacar la conclusión de que dentro de nosotros hay un gran potencial que sacar a la luz, da igual que seas pobre, que seas bajo o incluso que seas feo...todo está en tu mano.

lunes, 22 de agosto de 2011

Mujer, toca el piano otra vez.

Abrí la puerta. La habitación era algo oscura, únicamente iluminada con la tenue luz de dos candiles que flotaban  de la pared contraria a la que tenía una pequeña ventana (a la que yo decidí llamar la ventana al cielo) por la que no entraba mucha luz, pues pese a ser luna llena, esta, coqueta como ninguna, se ocultaba tras la imponente torre de la iglesia parroquial, situada en la escueta plaza mayor del poblado, acaso judío, acaso cristiano.
La habitación no estaba provista de mucha parafernalia, lo justo para poder ser una habitación bohemia: dos cuadros pintados sobre un tapiz de buena medida romanticista colgados a mala manera, uno representaba la caída al pecado desde un punto de vista animal, con un perro colgado de un árbol, de cuya boca salía un gato, de cuya boca salía un ratón, el cual vomitaba una manzana podrida, y el otro, compuesto por unas pinceladas sueltas de color rojo y amarillo que trataban de evocar un amanecer castellano con poco éxito. Además había un armario repleto de textos antiguos enrollados a modo de pergamino que parecían ser tratados entre nobles, o historias de ese calibre. La indumentaria de la habitación la coronaba un piano sucio, con las teclas polvorientas y las cuerdas oxidadas.
Había una mujer tocándolo, una mujer de gran belleza que parecía absorta, ensimismada, solo tocaba el piano, tocaba y tocaba, una y otra vez la misma canción. Una sinfonía desgarradora, combinaba una serie de notas acompañadas por los quejidos del viejo piano que partían el alma, una canción no del todo triste, no del todo alegre....
La razón de que nuestras miradas no se cruzaran es un misterio del que aún no se nada...la hablaba, pero ella solo tocaba, "solo" tocaba...
Nunca volví a verla, desconozco que será de ella y del piano, incluso desconozco si se o no volver a aquella habitación. No hablé con ella, nuestras miradas ni siquiera se cruzaron, no creo que ella fuera consciente de que yo estuve allí, pero hoy todavía tengo la sensación de que solo tocaba para mi...
Eternametne tuyo, Philosophia.

lunes, 15 de agosto de 2011

Había una vez

Un escritor enfadado con su lapicero, un perro triste que se quedó sin dueño. Cien mujeres y ni un hombre a la vista, un viajante sin curiosidad en su mochila. Un alcohólico sin sed, un caballero sin espada, un secuestrador sin su rehén... Un fetichista sin liguero, un ratón sin su agujero, un boxeador sin ambición. Cuatro crímenes y ningún muerto, dos policías tras dos camellos, tablao sin cantaor flamenco.
Un instituto sin timbre de salida, un día que nunca termina y una noche que acaba cuando ya te animas. Poca inspiración entre las manos, humo que no te eleva y esa puta musa que nunca llega... Una amante que ya no escucha, como un domingo sin una ducha o como una cama que no se disfruta. Como cometer un pecado y ver que de verdad hay un Dios, como descubrir el truco de un gran mago, como ser un niño y no saltar sobre los charcos.
Adán sin Eva, paraíso sin manzana y esclavo sin cadenas. Derecha sin izquierda, rey sin trono y castigo sin su pena. Caballero sin espada, historia sin final y este reloj que nunca avanza... Como una reencarnación decreciente, un gol sin su celebración o un ludópata sin suerte.
Eternamente tuyo, Philosophia.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Cuando el bien y el mal acaban de la mano.

Un mundo feliz, una utopía sacada de todo tiempo y espacio. Los habitantes eran seres extraños que exhalaban felicidad de cada poro de su piel, amaban y se dejaban amar. Los campos eran agradables e invitaban a la meditación abstracta. Cientos de animales de todas las especies que te puedas imaginar campaban a sus anchas sin ser molestados, no existía contaminación, ni delitos, ni leyes (no eran necesarias). No había extraños, solo gente por conocer... No había delimitaciones, se extendía allí donde la mente podía alcanzar, siempre dentro de los mas rígidos criterios de apatía, siempre dentro de las cavilaciones humanas, aunque Dios no formara parte de este juego...
Bien, ahora, imaginemos todo lo contrario...así era el mundo del que voy a hablaros, así era Cracrofwind.
Un hombre huraño, cruel y que vendería a su propia madre cuando la oportunidad se le presentase. No tenía entrañas, pues nada que pueda albergar un poco de paz y humanidad podía caber en dicho cuerpo. No tenía corazón, hace tiempo que se lo dio de comer a los perros... No tenía amigos, pero tampoco le importaba porque olvidó lo que eso significaba. Un hombre curtido durante la infancia, alimentado por las palizas de su padre y la indiferencia de su madre Todos los pecados que se podían cometer los cometía cada vez que se le presentaba la posibilidad... Si Lucifer andaba entre los humanos estaba claro que sería él.
Bien, ahora, imaginemos todo lo contrario...así era el protagonista de nuestra historia.
Un hombre honrado en un mundo dominado por bestias, en un mundo en el que los seres humanos eran controlados como máquinas. Siempre se había mostrado como una persona autista, y no, no es porque tuviese miedo al mundo, sino porque este le producía una sensación horrible, mezcla de asco y pena... Pero desgraciadamente el odio no tenía cabida en su interior.
El día que murió todos fueron a llorar su pérdida, todos se lamentaron por no haber escuchado la palabra de ese evangelizador del bien, de esa especie de semi-Dios que podía haberlo cambiado todo...ahora es demasiado tarde, Cracrofwind estaba condenado a la miseria y pobreza eternas. Que no, que ni fe ni Dios que lo salve.
Eternamente tuyo, Philosophia.

lunes, 8 de agosto de 2011

Trastornaré mis sentidos hasta hallar lo desconocido.

Murió el poeta lejos de su hogar, lo enterró el lodo de un país vecino, la sangre vertida por sacos de dinero y las ansias que le arrastraban a volar...
Hay quien le vio llorar por todo lo perdido, hay quien salió a gritar a la mar y poder a este poeta vengar... Casi nadie se atreve a aceptar que no volverá, son pocos los que afirman que se marchó y no regresará.
Dejó tocada la memoria, dejó huella en el corazón...pero mas sangre dejó esa chica de cabellos rubios brotar por sus heridas de plata, porque el poeta se volvió loco, porque la genialidad siempre se acompaña con algo de rabia contenida, con algo por lo que pelear...y todo eso lo representaba ella, la que vino a desbaratar su vida de celibato, de introversión y anonimato.
Hoy en día todavía se le ve vagando por los bosques del lugar, aún cuando los espinos arden como el fuego, aún cuando los pájaros cantan desgarros que parten el alma... Dicen que en su almohada se cuela cada noche un nuevo despertar, que en la oscuridad de su interior queda algo de humanidad, algo que le empuja a no terminar del todo...algo que le empuja a no terminar de escribir...algo que no puede controlar del todo, de lo que no es consciente ni quiere serlo.
Demasiado enamoradizo, demasiado poco poetiso, el tiempo le echó un pulso y de momento ya ha ganado al destino..
Eternamente tuyo, Philosophia.

martes, 2 de agosto de 2011

Y te cruzas, como siempre, de la manera mas absurda posible..

Dicen del destino que es azaroso, testarudo y envidioso... dicen que tiene muy malas pulgas, que es caprichoso y que todo se la suda.
Yo no puedo hablar mal de él, pues siempre me guía y me dice qué tengo que hacer. Puso una luz con cuerpo de mujer en mi camino, desde entonces le estoy eternamente agradecido...
Ya tendré tiempo de bajar a regar los infiernos, ya saben que cada dos meses o así siempre vuelvo. Pero no, ahora tengo otros compromisos entre manos, y no, no hablo de mi virilidad, no se alboroten hermanos. Hablo de quehaceres que van mas allá de mis narices, camuflados entre maquillaje y carmines. Menesteres que evocan a musas, y no, no de esas que fuman...musas de las de Shakespeare, de las que no vienen si no te lo mereces.
Y yo, arrastrado por mi embriaguez natural, la miro. La miro y tiemblo, no puede ser de otro modo.
Les hay por ahí que miran por encima del hombro, son los dandis con lamparones, lo que luchan por lo cómodo. Pero a todos esos, a todos los caballeros sin corcel, sin lápiz ni papel, solo les puedo decir, desde mi mas grata amistad, que no le ofenda mi buena voluntad: ¿En la vida de cuántas mujeres habéis sido importantes?
Eternamente tuyo, Philosophia.

lunes, 1 de agosto de 2011

Que le den al mundo.

No conozco tantos titanes como grandes hombres, pero si conozco el crepitar de sus tacones cuando pasa a mi lado, y conozco su manera de colocarse el pelo, y conozco su forma de mirarme, y conozco su sonrisa y conozco...y conozco...
Porque no hay nada que mas pueda llenarme que levantarme y amanecer a su lado, que me mire, me abrace y no sepa como deshacerme del puto mundo después. No es tan sencillo como versar, pero hacerla sentirse grande es algo por lo que yo siempre estaré en deuda suya. Si ella salta yo pierdo el culo por caer a su lado, si ella tropieza levanto el suelo para tropezar y que no se sienta rechazada....
Que no, que yo no soy el mejor del mundo ni tengo nada por lo que presumir..que tengo de compañero a mi bolígrafo y poco mas necesito para vivir, pero juro que mataría al aire si me dice que la molesta en la vida... Cantaría canciones que hablen de ella hasta que la voz se me desgarre, pero con escribir con su inspiración consigo la libertad que me aporta el cuaderno, la alegría que me llena solo con tenerla...
Con cada uno de los desvanecimientos de mi vida se oían desgarradores jirones en mi cabeza que partían el alma, pero eso que dicen de que siempre hay un roto para un descosido lo tengo mas que nunca en mente desde que ella vino a desbaratar mi existencia, desde que vino a reescribir mi historia con su particular forma de sentir las cosas.
Este niño siempre enfadado encontró un cauce de compresión que siempre conduce a ella, siempre conduce a donde quiero llegar...No hay parada mas necesaria que la que te obliga a besarla, no hay carretera mas satisfactoria que sus piernas.
Y si, que mis palabras no traspasan los corazones ni tocan el alma, que no te acercan a Dios ni te hablan del diablo, que por mucho que quiera no alcanzo a tocar su belleza con mis versos, pero es que es su luz la que me alumbra, es su sonrisa la que me guía...y a la mierda con ser famoso. Que soy de ese tipo de poetas de contenedor que tantas pocas veces habla de amor que casi es una faceta perdida en su biografía, pero cosas así solo ocurren una vez en la vida, personas así solo dejan huella una vez cada tropecientos años...No tengo cojones a decirla que no a nada, que ella vuela muy por encima que toda esa gente que se hace llamar erudita, que mis dedos siempre aguardan nerviosos el tocarla...y mientras tanto, yo escribo, y escribo y escribo...
Eternamente tuyo, Philosophia.