martes, 25 de septiembre de 2012

Derrotas.

Damas y caballeros, os presento 
al hombre de la baraja rota.

Voilá.

Veo cobardía en los ojos ajenos
y me tiemblan el pulso y el alma
si te digo que te quiero
y ni siquiera me estás mirando.

He descubierto algo nuevo en el miedo,
algo que no se va con tu humo
y tampoco me aleja de mi punto de partida,
si alguna vez tuve alguno.

Pese a que en la noche bohemia
las personas son más crueles,
he conseguido convertirme en un animal nocturno,
adicto al corte de las faldas.

Y disfruto, disfruto de lo que hago.

No sé qué pie apoyo en el suelo
al levantarme
desde que comprendí que todas las barajas
esconden la carta de la derrota.

Se busca traje color naranja para fichar por la selección de Guantánamo.
Eternamente tuyo, Philosophia.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Secundo la revuelta.

Son malos tiempos para la pobreza. Lo sabemos, lo son. Manipulados e hipotecados hasta la médula apenas podemos tener sueños porque cada dos o tres sale un anuncio de un BMW que te cagas, un perfume caro de la ostia, o no sé cuánta mierda más que nos entra por los ojos disfrazada de felicidad. No lo es. 
Nos cabreamos y lo saben. Llegará el día que tomemos a la extrema pobreza por bandera y salgamos a la calle con tanta fuerza que ningún dictador vestido de democracia pueda detenernos. Aún así seguimos tragando como bobos las miguitas de pan que nos dejan por el camino. Hacia el matadero. Y como a todo cerco le llega su San Martín os animo a dejar de perseguir las migas y asaltar la panadería.
Matrículas desorbitadas que propagan una enfermedad llamada analfabetismo, becas inalcanzables que apenas permiten soñar, promesas que esconden fanatismo, recortes que acongojan el alma... Muchas gracias señores gobernantes, estamos muy contentos.

Eternamente tuyo, Philosophia.

domingo, 16 de septiembre de 2012

La obra maestra.

Marzo especulando con soles etéreos que borren lágrimas
mientras Abril acecha con diluvios de sinrazones
que limpian la calle de poesía.
La política asiente satisfecha.
La vida llora. Sola. En los rincones.

¡No más lágrimas!

Junio despierta los corazones con la esperanza de un Septiembre para la disculpa. 
Sabemos que nunca llegará, y todavía esperamos.

Así, como quien espera al alba, 
como quien ve pasar todo un año, lírico, en la autopista del infierno,
derrocho versos cargados de satanismo y anticlericalismo.
Me perseguirán. Como siempre, me perseguirán.

Y es que soy un vampiro hecho ceniza, un libro sin abrir, el manual de instrucciones para con la vida y la muerte, la salida de emergencia de la filosofía, la caja de Pandora, Cerbero, San Pedro, el teléfono rojo. Una obra maestra. Una carga de dinamita.

Me excita la poesía. Siempre lo hizo.
Y la pobreza. La extrema pobreza que todo lo abarca.

El humo me atormenta, grita a la memoria que no existe
y la pide que se agote. La obliga.
Si... la obliga a buscarse un nuevo cuerpo que no esté tan destrozado.

Hay pesadillas que me dicen quien soy y aún así no tengo ni puta idea.
Arrastran carros cargados de ojos cerrados que me miran.
Y yo tiemblo porque mueven los resortes de todas mis arterias,
dibujan agujas en mis brazos y me estampan contra el techo,
ese jodido techo que hoy, precisamente hoy,
se ha maquillado de estrellas. Como tú aquel día.

Los niños de la última fila del aula me envuelven en un sudario,
sonrientes. Descubro la luz en la oscuridad. Nirvana.

Sé que soy verdad. Y a veces me engaño.
Busco mis manos para protegerme de sus golpes pero son de humo.
Me fumo el tiempo. Y la soledad.
La locura se mueve a sus anchas por mi piso. Puto okupa.

Salir a la calle se ha convertido en un saltar al vacío 
sin red y sin esperanzas
en el que se quiebran todos mis sueños contra el suelo.
Ya no sé si es porque llegó Diciembre
o por mi autodestructiva tendencia a crear basura
pero me ahogo en mi propio vómito cuando la ciudad escupe
facturas a pagar y ciertas visiones del paraíso. Apestan.

Me duele la ausencia. Me duele y me pesas. Tú.
¿Te acuerdas cuando el amor estaba de puta madre?
Ahora es como un hombre arrodillado que llora
y suplica un pico más para no desfallecer.
Es patético.
Deberías verlo.
Deberías verme.

Le odio, al hombre. Le odio y me odio y te odio.
No hay nada más vil que el odio. 
Quizás las mentiras.
Los poetas mentimos, cariño. 
Somos viles, rencorosos, odiosos y detestables. 
Pero a veces también tenemos miedo.
A la nada y a su todo, al cristianismo y su juego de guillotinas, 
a los ojos llorosos, a las manos temblorosas, a los puños cerrados,a las intentos, a los fallos. 
A las palabras. 
A la poesía.
Miedo. Tenemos miedo. Bien lo sabes.

Voy a pudrirme.
A cubrir mi cadáver con este quizás último poema.
Cuando vayas a tragarte lo que quede de mí tras el huracán
no mastiques mucho, 
siempre me dio vértigo esa trituradora de recuerdos que es el tiempo.
Ya sabes. Tú lo has vivido.

Iberia está sumergida, y me importa una puta mierda.
Y al tercer día, resucito.
Eternamente tuyo, Philosophia.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Charcos de mierda.

Me preguntas cómo es posible que siga siendo feliz,
cómo entre tanta mierda yo saco mi barca a navegar
y todavía no consigo hundirme.

La respuesta la sé de memoria
y aún así no tengo ni puta idea.

Imagino que sea esta maldita obsesión por escribir lo que vivo
y vivir lo que escribo
para paliar los daños de un domingo para la resaca.
Hoy apenas he bebido, y no me siento vivo.

Los poetas no siempre mentimos, cariño.

Cadáveres exquisitos inundan las hojas de mi cuaderno
y poco a poco consigo que no laceren tanto mi cabeza,
porque a parte del alcohol y algún babeo ocasional
necesito dormir para sentirme vivo.

A veces me enamoro de cosas increíbles. Tú.

Será quizás que la compleja simplicidad que esconde tu desnudo
ha terminado por sumirme en la locura.
Pero por favor, no dejes de hacerlo nunca.

Nací con treinta años, hijo de un padre borracho
y por madre una flor que por tantos capullos alrededor
no supo ni pudo florecer. Y se apaga. ¿No lo ves? Se apaga.

Tengo deudas con todos mis amigos, y sé que no se lo podré pagar,
apenas me dejan entrar en dos o tres garitos
porque tengo tendencia suicida a vomitar al tercer tequila,
esquizofrenia crónica al mezclar hachís y poesía
y síndrome de Stendhal al observarte por la mirilla.

¿Todavía quieres saber por qué no me hundo en la mierda?
Porque convivir con ella, te hace más fuerte.
Eternamente tuyo, Philosophia.

lunes, 3 de septiembre de 2012

De nada.

Libertad
¿te acuerdas?
estaba de puta madre.

Y de repente toda esa mierda

horarios,reglas, normas
restricciones, compromisos,
acuerdos, preacuerdos,
facturas, deudas, contratos...

y de repente toda esa mierda.

¿Te acuerdas?

Libres de qué, libres de nada
libres para qué, libres para nada.
Eternamente tuyo, Philosophia.