martes, 31 de enero de 2012

20 dosis de soledad.

He vuelto a salir a la calle
después de varios días
de hastío voluntario
y soledad pactada.

Y me he visto obligado
porque me he quedado sin tabaco.

He cruzado el marco de la puerta
que tu vertiginoso caminar
hace tiempo vaciló
y me han entrado ganas 
de auto destruirme.

En calle hace un dolor
que te mueres
y me temo que es 
porque tu fuego la abandonó

espero que no para siempre.

A medio camino del estanco
(suelo medirlo por cigarros
pero se me han acabado)
me ha sorprendido un aguacero

como tú.

He corrido a refugiarme 
en el toldo de una floristería
y me he ido enfadado

porque olía a ti.

Quiero gritarle al destino
que sus juegos 
no me hacen ni puta gracia
pero no lo hago,

y me enciendo otro cigarro.

Cuando fumo se me olvidan los problemas
será por eso que fumo tanto.

Y toda la culpa la tiene el tabaco
y me pregunto si por eso me dejaste
y pienso que sería mejor dejarlo
y se me vuelve a olvidar...
Eternamente tuyo, Philosophia.

domingo, 29 de enero de 2012

Dueles.

Me duele la cabeza
de matar resacas
a base de cerveza
y escribir poesía
de forma barata.


Me duelen los huevos
de deshojar claveles
porque las margaritas
me imponen mucho respeto
y muchas ganas de devorarme.


O devorarte.


Me duelen las manos
de echarte de menos
y matar mi soledad
a punta de erección.


Me duele la vida
de esperar anclado en 
una barra de bar
rezando a un Dios sordo
porque sea tu culo
el que cruce esa puerta


y que por casualidad
me digas que me echaste en falta.



Todo esto desnuda,
a poder ser.



Me duelen los bolsillos
de sentir tanto vacío
y duermo con miedo
de no llegar a final del sueño


como tampoco llego a final de mes.


Me duelen las ganas
que tengo de verte
y desgarrarte las bragas
y decirte al oído
que nunca he sido tan animal
como lo fui contigo.


Me duele la muerte
que se me presenta 
tan a destiempo
encarnada
y encaramada
a un canuto poco cargado
y un polvo poco disfrutado


(aunque un polvo es un polvo).


Me dueles 
cuando sueltas ese típico
"me tengo que marchar"
y suele coincidir 
con los anuncios.
Por eso nunca veo la tele.
Eternamente tuyo, Philosophia.



jueves, 26 de enero de 2012

Escritura sobre piel.

Me gustaría decirte
que tengo las manos dormidas
de echarte de menos
y que lloro porque ya
no lo hace mi polla.

Me gustaría decirte
que todavía recuerdo
cuando nos vendíamos
al Dios de los paganos
en ese infierno de carne
que era nuestra cama.
Me gustaría decirte
que quiero otra noche más
en el fuero de tu coño
en la estepa de tu ombligo
en la inclinación de tu espalda.

Me gustaría decirte
que el hilo de tu tanga
es hoy la línea de mi destino
y la amenaza de tus pezones
mi más aférrimo enemigo.

Pero todavía no lo hago
porque no tengo los cojones
ni la sangre 
para enfrentarme a tus ojos
(que no me atrevo a mirar
para no saber si me mienten)

y se me está acabando la cerveza.

Por eso escribo
por eso escribo

para atrapar el momento.
Eternamente tuyo, Philosophia.


martes, 24 de enero de 2012

Nevera vacía.

Ármate de piedras
y de lapiceros


por si acaso.


Que en la estepa
de cemento
que separa
nuestras ideas
de las suyas...


demasiado llanto
demasiado llanto
demasiado llanto.


La sangría patriótica
que nos escupió la cara
el día anterior dejó


demasiado rojo
demasiado rojo
demasiado rojo.


Y mientras,
la nevera vacía


y la mente sobre aviso.
Eternamente tuyo, Philosophia.

lunes, 23 de enero de 2012

Poeta de mierda.

Me he desviado
tanto
y tan lejos
del mundo rectilíneo
que esconden tus piernas
que en no pocas ocasiones
me veo obligado 
a echar el freno

y liarme otro canuto.

Llevo varios días
alimentándome a base de cerveza
e historias que no saben de héroes,
buscando entre los personajes
de estas tragicomedias
al prota de mi propia vida.

Se ha debido perder 
entre esas páginas...

Vivo temiéndome el día
en el que las cucarachas
que se apoderan de mi silencio
se presenten en mi puerta
de traje y corbata

y me vengan a exigir
las facturas a pagar
que llevan tu nombre

y quieran cobrar su parte
y sus derechos de autor...

aunque no escriba poemas buenos.
Eternamente tuyo, Philosophia.

domingo, 22 de enero de 2012

Eterno cabrón.

Me contaron que la gente
suele escribir sobre su vida,
pero como mi vida
es una puta mierda
prefiero contar 
la de mi alter ego,
ese con barbas y poco pelo,
y así resultar atractivo
(poéticamente,
abandoné la seducción en preescolar).




Con unas ganas tremendas
de comerse el mundo
de un solo bocado
sin saber
que el mundo no se come 
más que a mordisquitos
en la nuca.


En tu nuca.


Profesor licenciado
en una barra de bar
y un corro de cervezas
que le hablan de lo que fue
y todavía no le dicen qué será.


Todavía.


Olvidó el amor
o las ganas de follar
o la masturbación introvertida
(cómo sino)
después de una resaca
y pidió explicaciones
a un Dios dormido
que ya no sirve porque no mama.


Valiente cabrón.
Eternamente tuyo, Philosophia.







viernes, 20 de enero de 2012

Quería hablarte.

Y te sentaste
con aires despreocupados
esperando a oír
lo que este invertebrado
te quiere decir.


Una pierna cruzada
sobre la otra,
en inquietante desafío
a la gravedad
de un suelo que ya
no nos pertenece.


Una nalga enfrentada
a la otra
separadas por
la inestimable fractura
del destino de mis poemas.


El cigarrillo en la boca,
la mano apoyada en la barbilla,
los ojos clavados en la ventana
(no me extrañaría
que quisieras saltar,
lo sé, soy un plasta)
y la mente en ninguna parte.


Te quería decir...
Eternamente tuyo, Philosophia.

Ya no tengo huellas.

Perdona que no 
te diga las cosas
con un poco más
de tacto,
pero la sensibilidad
de mis dedos
se ha perdido.


Y me temo que es
para no volver.


Por favor te pido,
vuelve a ponerte
ese vestido negro
que llevabas puesto
en mi cabeza,
cuando te lo estaba quitando.


Si.


He vuelto a masturbarme
pensando en ti.


Sé que prometí
no volverlo a hacer,
pero he bebido 
demasiada cerveza
(por eso de 
ser buen escritor).


Se me ha nublado la vista,
y en ese infierno
de borrones y sombras
se me ha aparecido,
majestuoso,
tu coño,
otra vez más.


Pensarás que soy un mierda.
Y eso mismo pienso yo...
Eternamente tuyo, Philosophia.







miércoles, 18 de enero de 2012

Qué ganas de verme.

Tengo ganas de suicidarme
cada vez que abro mis ojos
(si es que aún no
me los han embargado)
a un nuevo día,
pero me pierdo en el desastre
que es mi vida
y lo acabo olvidando
o dejándolo para más tarde.


Me temo el día
que me de por ordenar mi cuarto
y se vuelvan a presentar
estas ganas de lamerme la vida
y comerme la tristeza
de un solo bocado.


Llegará ese día
y me cagaré en todo
pero no en todos.


Llegará ese día
y tú no estarás
para sujetarme la polla
porque por ahí
quiero empezar a pudrirme.


Dicen que cortarse las venas
se hace mejor en la bañera,
eso si,
con el agua tibia.
Eternamente tuyo, Pilosophia.







martes, 17 de enero de 2012

Te busco y Así eres tú.

Te busco
entre el cielo de estrellas
que se esconde en tu pecho.

Te busco
desesperado
como quien busca 
un trozo de vida
en un infierno 
de celibato.

Te busco.
Y busco 
la amenaza escarlata
que esconden tus piernas
en su jardín de pelo

y fiereza
y pornografía gratuita
(o eso creo).

Te busco
y también te busca
una sombra maleducada
que se empeña en seguirme
aunque le diga
que no me hace falta.

Te busco.
A sabiendas que 
no te encontraré.







El alfa y el omega.

El todo y la nada.

La izquierda y la derecha
que nunca se aman.

El inicio y el final.

El fuego y el agua.

Así eres tú,
como ese malabarista 
de corazones
que siempre falla
cuando lanza el hacha.

Así eres tú,
como el minero
que escarba sentimientos
en una explotación
de pasión y ganas
y no saca en limpio
nada más
que un pedazo de plata.

Así eres tú,
como una mala resaca
que se te presenta

cualquier día sin avisar
y viene para quedarse
y dar bien por el culo.
Eternamente tuyo, Philosophia.

lunes, 16 de enero de 2012

Carroña fácil.

Me prometiste
que cuando estuviéramos juntos
cientos de mariposas
revolotearían a nuestro alrededor.


Miro hacia mi izquierda
y veo el minutero del reloj
riéndose en mi cara
porque hace ya 
más de dos mil vueltas
que tú no apareces
por la puerta del piso
y no he dejado de beber
desde entonces.


Miro hacia mi derecha
evitando no estampanar mi nariz
contra el gotelé de la pared
y sólo veo un buitre malhumorado 
que espera a darme caza.
Y yo mismo 
tengo ganas de devorarme 
y no dejar nada para mañana
y no saber así
que aún no has vuelto.


Será que soy un carroñero
que busca una presa fácil
que llevarse a la boca
a falta de tu coño
y que no sale de caza
porque le parece
un término tan ambiguo
como un "para siempre".
Eternamente tuyo, Philosophia.

domingo, 15 de enero de 2012

Aunque no me vieras.

Sé que hoy has llorado.


Estaba sentado a tu lado.
Aunque tú no me hayas visto.


Ya me se lo de tu familia
y los líos que te traes
con el chico ese
y lo mal que eso
te hace sentirte.


Me gustaría decirte
que dejases el ordenador
y salieras a saltar charcos
como hacíamos antes,
pero te pones tan guapa
para él desde la cam
que se me enreda el alma.


Te he acariciado el pelo.
A todo el mundo le tranquiliza
que le hagan eso.
Y la verdad
no lo entiendo.
Pero como no entiendo casi nada
de lo que ocurre a mi alrededor
tampoco lo doy importancia.


Te susurro al oído
que no te preocupes
que todo va a salir bien,
como siempre.
(Aunque no siempre
suele ser para mi).
Y que si es necesario
nos beberemos las dudas
y le haremos un corte de mangas
al destino
que se empeña en jodernos la noche.
Si quieres.


Te pongo una mano en el hombro
y me dan ganas de ponerme la otra
en la polla
pero me controlo
porque tú lloras
y no se qué coño hacer
para evitarlo.


Me levanto.
Dispuesto a irme.
Porque empiezo a sentirme
una puta carga
y eso me cabrea
y grito
y pego ostias
a la pared,
que no tiene la culpa
(o quizás si).


Me voy
a ese lugar
del que nunca debí salir
pero antes te miro
y sonrío.
Se me ha vuelto a poner
esa puta cara de tonto
que se me ponía
cuando nos hacíamos fotos
y he sentido lástima
de mi mismo.


Bendita dulzura...


Y lo se.
Porque yo estaba allí.
Aunque no me vieras.
Eternamente tuyo, Philosphia.

viernes, 13 de enero de 2012

Y sigo siendo el rey...

6:30


El ensordecedor ring ring
de un despertador maleducado
nos llama a la pesadilla.
Empieza una cuenta atrás
que ya se ha prolongado
demasiado en el tiempo
contra un Cronos
que parte con ventaja.


Café insípido.


En la calle el huracán 
cargado de malos augurios 
que debió amainar ayer
aún sigue haciendo de las suyas,
escupiendo a la vida
que se asoma por los portales.


Cemento. Ladrillo.


El parque donde jugábamos
de pequeños a ser poderosos
ha evolucionado 
en un gigante alado
que llamamos rascacielos
y nos empeñamos en besar el culo.


Autobús retrasado.


Los barrenderos ya recogen
los escombros del ayer
y limpian las mentiras del pasado
para dejar paso 
a las promesas incumplidas del mañana, 
entre maldiciones y algún silbido.


Subes al autobús
que te ha de conducir
a tu destino de metal
y tienes al rival
pisándote los talones.


Rutina. Asquerosa rutina.
Llegas tarde y lo sabes.
También lo sabe tu jefe
que te mira y frunce el ceño.
Es el diablo del siglo veintiuno
armado con ira y contratos temporales.


Prometimos ser los dueños 
de nuestras propias vidas
y nos emborrachamos
para olvidarlo
entonando ese famoso:
"y sigo siendo el rey..."


Bienvenido a otro día más
en el paraíso de un estado de bienestar.
Eternamente tuyo, Philosophia.



Al país de siempre jamás.

Tiempo primero.
Escribo para engañar al calendario
a sabiendas de que es él
el que me engaña 
con cada latido
con cada nuevo día.


Tiempo segundo.
En las aceras los charcos
me gritan tu nombre
mientras el Whisky
empieza a hacerme efecto.


Tiempo tercero.
Los cristales deshechos
en el suelo de mi cuarto
reflejan lo que fui,
lo que nunca quise ser.


Tiempo cuarto.
Mira a los pájaros.
Ellos no se preguntan
si son felices o no.
Por eso tienen alas.


Tiempo quinto.
No hay mañana
en los ojos de un niño
que esnifa pegamento
de una bolsa de plástico.
Plástico...
como el tacto de nuestros dedos.


Tiempo sexto.
La realidad,
como las borracheras,
tiene su límite
allá donde te lleven
unas copas de más.


Tiempo séptimo.
Deja de exhibir tu culo.
Deja de maquillarte.
Deja de comparte ropa cara.
¿No ves que aún sigue poniéndose la luna?


Tiempo octavo.
Llevo a cabo un trabajo
que no se si por legado
o antojo ocasional
llevará
como último poema
mi cadáver.


Tiempo noveno.
Desde un geriátrico
de poetas olvidados
un muchacho
con la mirada ausente
de sueños e ilusiones
pide a gritos
en la soledad de su folio
mejores tiempos para la lírica.


Tiempo décimo.
Logré olvidar tu recuerdo,
logré limitarme al alcohol.
Fui paseando mi sexo
entre borrachera
y borrachera,
pero ahora tu puto rostro
viene a darme una ostia en la cara.
Como una mala resaca
(como si hubiera alguna buena).


Tiempo undécimo.
¿Sabes esas ganas de desaparecer?
Me voy.
Si a alguien le he importado
ruego que me perdone.
Siempre fui muy descuidado.
Eternamente tuyo, Philosophia.

jueves, 12 de enero de 2012

A la francesa.

Estoy a veinticuatro horas
de despedirme de una vez
de este maldito mundo.


Me lo dijo una gitana.


Siempre me pregunté
qué coño haría
si supiese 
cuanto tiempo me queda
o le queda al mundo
(no me especificó nada),
pero lo dejé para otro día
por pereza
y estupidez acumulada.


Fumaré. Beberé. Te añoraré.


Ahora miro desde mi ventana
el parque que tantas veces
me sirvió de morada
presenciando mis morados
y no puedo remediar
sentir algo de tristeza
por este trovador
que no ha cumplido
ninguno de sus sueños.


Fumaré. Beberé. Te añoraré.


Mi vida ha sido 
un continuo laberinto
que por necesidad
o por vicio
me conduce a unas piernas de mujer
que me empeño en mancillar.


No se si serán las drogas
que hoy he tomado
o este puto 
hilo de plata
que me ata al mundo,
pero he vuelto a llorar.


La diré a mi madre que la quiero
y que no sienta pena
por mi ausencia
pues mucho menos 
voy a sentir yo.
Dedicaré la última borrachera
a mis amigos de toda la vida,
malditos cabrones,
cómo les voy a añorar.


Fumaré. Beberé. Te añoraré.


Volveré con el viejo
aunque no merezca estar con él
y le pediré que me enseñe
algún tugurio abierto
un domingo por la tarde
en el cielo
(o en el infierno).


Me voy a pudrir
como ya empecé
hacer en vida
esta vez
sin necesidad
de usar desodorante.


Sé que todo el mundo
quisiera una muerte dramática
que ponga el broche final
a una vida de película.
Pero como mi vida
no es de película
y si lo fuese
sería una de esas españolas
que enseñan tetas
como reclamo,
prefiero una muerte
tranquila
sin demasiados efectos especiales
y si puede ser
sin nadie cerca,
que no empañe.


Fumaré. Beberé. Te añoraré.


Y ahora 
que sé que voy a morir
fumaré otro canuto más
sin miedo al bajón de después
y esperando el zenit de antes
mientras bebo una cerveza
(caducada
pero ya me da igual)
Y a ti
que esperaba no nombrarte
en este tratado violento
te diré
que por mucho que me duela
y por mucho que te duela
mi espíritu 
imperecedero
borracho
trasnochador
mujeriego
seguirá tu pista
allá donde estés.


Vuelvo a hacer zapping
otra vez
y ya son más de las 3.
Eternamente tuyo, Philosophia.

miércoles, 11 de enero de 2012

Poemas que surgen por pensar. Demasiado. O demasiado poco.

Mientras eso
que tenéis 
entre vosotros
crece y crece
cada día más
yo observo
agazapado
como ese animal
que soy
y siempre seré
desde la maleza
de una barra de bar,
asomado en la mirilla
de tus ojos
desde una habitación
sin ventanas
que apesta a 
maldiciones,
humo y cerveza,
y hago llamar hogar.


Después de ti no hay nada.


El alfa y el omega 
de mi folio
eres tú.


En algún rincón
de mi resaca todavía
me tocas.
O te tocas.
O le tocas.
O te toca.


Como Sabina dijo,
dos no es igual
que uno mas uno,
pero cuando cuento tres
ya no me sale la ecuación.
Y sé que soy muy malo
en las matemáticas
por eso me refugio 
en las letras desordenadas
de poemas fáciles
que escribo borracho
y siento sereno.
Pero la inecuación
que hay entre tus piernas
siempre fue mi examen preferido.
Cateé una y otra vez
hasta que tú
te cansaste de este perdedor
y fuiste buscando a otro
que resolviese de una puta vez
el maldito problema
de tu fiereza.
Y así
entre llamadas sin respuesta
y cartas sin remitente 
te fuiste
sin reparar las goteras de mi vida.


La partida de ajedrez
que jugamos 
la amenaza par de tus pezones
y yo
está en tablas
y me temo que
así seguirá por un tiempo.
No soy muy bueno 
en esto de las blancas y las negras
(como en casi todo)
y es que ya sabes
que el rey no vale nada
sin su reina
y creo
que me quedé la corona
(de hojarasca y mimbre)
en tu cama.


No soy un Serrat
ni un Kasparov
ni un Einstein,
sí que me creo un Quevedo
y apenas llego
a chupar el culo a Zafón
(con todos mis respetos,
o los pocos que queden).


Con esta mierda de parrafada
quería decirte
que inevitablemente
cualquier día de estos
voy a explotar.
Y me temo que
será en tu cara.
Eternamente tuyo, Philosophia.

martes, 10 de enero de 2012

Jugando a jugar perdí.

Comencé a dedicarme
a esto del amor
harto de dar tumbos
entre garitos de mala muerte
y señoritas que fuman.
Siempre pensé que 
era un deporte
y como en la ruleta
perdí fortunas
por fallar 
entre el rojo o negro
del color de tus bragas.
El caballo ganador
o respingon
que se escondía en tu culo
me decía un día tras otro
que esta no era mi partida.
Tuve cientos 
de tiros libres
en cientos de coños distintos
y fallé en todos
y cada uno de ellos
(posteriormente se me acusó
de dopaje
y tenían razón).
Malgasté miles de carreras
por correr detrás
de la que no me
correspondía
o a la que yo
por necio
o por bastardo
no correspondí.
Lancé un touchdown
que fue a parar
a mi espejo
y mi propio gafe
me estalló en la cara.
Soy un delantero frustrado
de cara al corazón
hasta que contigo marqué
el gol de mi vida.
El puto árbitro
en este juego del amor,
Cupido o Caronte
(ya no se quién manda)
me lo anuló por fuera de juego
o posición antirreglamentaria
en tu cama.
Tengo todo el tiempo del mundo
y todos los dardos
disponibles
(sobretodo uno
erecto y atento
a tu caída
o a tu vaivén)
y así te amenazo
que esto no ha acabado
y espero
bebiendo algo refrescante
(la cerveza en lata
siempre me supo mejor)
a que empiece 
la segunda parte
de nuestro partido.
Ese en el que suelo ser un manta
pero tú me lo perdonas
entre gemido y gemido.
Eternamente tuyo, Philosophia.

domingo, 8 de enero de 2012

No te equivoques.

No soy buena gente
no seré ejemplo para nadie
no marcaré época
no soy legal
no soy inocente.
Soy lo peor
lo sé
pero no cambiaré.
Ya no soy ese
genio genial
que alguna vez fui
según tú.
Me bebo las cervezas
como si se fuera
a acabar el mundo
y fumo todo lo que puedo
o lo que pueden
mis pobres pulmones.
Apuesto fuerte en las carreras
me acuesto más tarde las doce
con olor a ginebra
y frases pendientes
entre los dientes
que nunca tendré 
los cojones a decirte.
Hay quien dirá 
que tengo ya cincuentaytantos
y la verdad,
no se lo reprocho.
Mi cara refleja
una vida llena
de discrepancias
que me arrastran
a un infierno de cicatrices
y de vez en cuando
pero hace ya algún tiempo
al cielo de tu boca.
No acerté en el caballo ganador
que era tu coño
y ahora me arrepiento
mientras bebo
y me vomito.
Creo atisbar
por el horizonte
de mi borrachera
que se acerca una nueva musa
que me haga olvidarte
de una puta vez.
Así,
quizás,
vuelva a ser
un genio
o algo de eso
y lo haré
aún sin saberlo
por ti.
Eternamente tuyo, Philosophia.