jueves, 27 de diciembre de 2012

La mentira.

Hay todo un monumento a la mentira ahí afuera, míralo: las plazas están atestadas de gentes que no se miran porque tienen miedo de reconocerse en ojos ajenos y por las calles las mujeres amontonan  mierda en la alfombrilla de bienvenida de sus vecinas. Podemos salir a destrozarlo todo. Claro que podemos. Pero también podemos quedarnos a limpiar la vajilla de cristal que papá y mamá nos regalaron con las lágrimas que escupen todas esas mentiras. De las heridas ya mejor ni hablamos. En los parques los niños bailan a coro y entonan una canción que nos devora por dentro, porque habla de nosotros aunque no tengamos ni puta idea. El día que todo esto explote buscaremos una explicación en los charcos de sangre y lo único que veremos serán nuestros rostros de años atrás, riéndose de nosotros por la cara de estúpidos que se nos ha quedado con el paso de los días. Podemos seguir jugando con la mentira entre nuestras manos, claro que sí, podemos seguir alimentándola con el alpiste dogmático que hemos heredado, claro que si, podemos seguir mirando hacia otro lado y poner cara de asco cuando el olor y el dolor vienen de nuestro interior, claro que si, pero no podemos olvidar tampoco que llegará un día en el que mentira sea tan grande que ya no nos abarque entre los brazos, ni podamos esconderla debajo de la cama cuando vengan las visitas. Y después del amor, vienen los poemas.
Eternamente tuyo, Philosophia.

domingo, 23 de diciembre de 2012

Hay poetas.

Hay poetas
que se destrozan 
por los bares
buscando historias
para sus poemas.

No es difícil reconocerlos:
la mirada enloquecida
el pelo enmarañado
la ropa rasgada
la mente distraída
cerveza en mano
un lapicero cerca.

Hay poetas 
que se destrozan
por los bares
buscando mujeres
que sepan volar.

Y si alguna vez
te topas con uno de estos
al final de la barra
de cualquier bar
no temas de ellos
pues no están 
en este mundo
ni tampoco temas
de la mujer que siempre
los acompaña
pues es la muerte.
Eternamente tuyo, Philosophia.


sábado, 15 de diciembre de 2012

Ojala llegue el día.

A ver si llega de una puta vez el día
en que todo se vaya a la mierda
y se extinga la llama
del mechero que juntos prendimos
y se agote el tiempo entre quejidos
y las mamadas ya no se disfruten
y no queden cigarrillos en el cenicero
combustionando vidas que dejé por el camino
y el amor se pire de casa de tus padres
mucho antes que tú, no me cabe duda
y el corazón ya no sienta el crujir de los huesos
y el arte ya no sea morirse de frío
y se apague la fugacidad de las sonrisas
y se revele el truco de su magia
y los labios ya no sepan besar 
bocas que no sean de hielo
y la soledad me abrace fuerte 
secándome las lágrimas
siendo la mejor amiga que jamás tendré
y que esgrimiendo su espada de fuego 
atente contra todo lo que fui alguna vez
y los petas se consuman solos
sin labios hambrientos ni mentes somnolientas
que los quieran sodomizar
y la locura se oculte bajo la verja
de un raciocinio que no existe
y la poesía ya no salve vidas 
ni anuncie muertes
y todos nosotros, olvidados por la vida
no tengamos mayor refugio que estos versos
y las musas se busquen otro empleo
con seguridad social y vacaciones dos veces al año
y el humo ya no juegue en nuestras manos.
Ojala llegue ese día
y ojala ese día llegue pronto
para así darnos cuenta de todo
lo que hemos perdido.
Eternamente tuyo, Philosophia.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Y quién se atreve a decirme
que estoy loco.
Y quién se atreve a decirme
que no estoy loco.

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Si algo duele
está vivo.

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La muerte se cuestiona
la existencia de Dios
mientras cumple las órdenes
de alguien que no existe.



jueves, 6 de diciembre de 2012

La poesía no 
no me la toques
que me corto las venas.
Eternamente tuyo, Philosophia.