martes, 28 de febrero de 2012

La muñeca.

A los cinco años recibió su primer regalo.
Una muñeca. Rubia, rechoncha y de trapo.
Para sus padres ella fue la muñeca de la casa,
traía la sonrisa a la boca de todos,
como por arte de magia. 
O por la magia del arte.
Con los años la niñita cambió, creció y se multiplicó.
Cómo que si se multiplicó.
Era la muñeca de todos, el juguete con el que sonreír
(porque no sólo se sonríe de felicidad).
Extensiones rubias y labios rojos y carnosos...
esos putos labios...
Se casó con un hombre que no supo apreciar
de aquella hermosa muñeca más que el trapo
del que decían que estaba hecha.
Del que él la hizo sentirse...
Ahora todavía dicen que pregunta por su muñeca
por las calles de la ciudad.
Con el pelo enmarañado, un trapo en las manos
y menos vueltas del reloj por recorrer.

domingo, 26 de febrero de 2012

Resaca literaria.

Odio desgravar de mis resacas
la base imponible de los besos.
Tener que restarle al total
de lo recaudado por mi virilidad
la parte soportada de tu coño.


Levantarse el día después
de una semana cada vez más irritante
de un mes que se ha apalancado
en el sofá de mi casa
y no llego nunca a su final.


Y en la nevera no hay nada más
que un bote de ketchup vacío
una botella de agua
(del grifo)y un yogur.
Caducado. Pero con fibra.
No tiene mucha relevancia 
pero son las tres de la mañana
y no ponen nada bueno en la tele.


Desear que se acabe el mundo
o que alguien apague este interruptor
que tengo el espalda,
pero sin puñaladas traperas.
A poder ser.
Por experiencia sé que duele
como una puta revisión de próstata.


Hago como si me cepillo los dientes
dando la espalda al reflejo
de un espejo cabrón
y maldigo la cotización bursátil
de las borracheras
que bajan en tres puntos
las bolsas de mis ojos
y la especulación generada
en una barra de bar
cuando un culo pasa.


Me hago cada vez más gris
cuando apenas he sido metalizado
por eso de no cargar más peso
que el de mis propias dudas
y algún vómito ocasional.
Por vagancia o estupidez,
no sé muy bien por qué.


Es en ese momento,
cuando apenas me acuerdo de ti
por no dañar tu imagen
con mi imaginación 
cuando me doy cuenta
de que soy dos cervezas más viejo.
Pero me da igual.
Eternamente tuyo, Philosophia.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Así lo hago.

Llevo más de una vida
o el equivalente 
a beberme una cerveza


o a liarme un canuto
o a esperar que se dense el humo
o a destrozar el gotelé de la pared
con mi ruina


esperando algo que incluso yo
sé que no sucederá
pero me escudo rezándole
a un Dios que no me escucha
pone la música 
a tope de gin-tonics
y baila un Ska del diablo.


Mientras tanto imagino
que sea tu culo el que cruce
elegante
el dintel de mi puerta
y te deslices
astutamente felina
irremediablemente deseosa
eternamente mía
entre las sábanas de mi cama.


Y desnuda.
Eternamente tuyo, Philosophia.

martes, 21 de febrero de 2012

¿Te acuerdas?

¿Te acuerdas cuando decían
que entre nosotros no cabía
ni una hoja de papel?


Ahora hay un abismo de palabras
que aprendí de memoria una vez
y en la barra de un bar olvidé.


¿Y cuando pensaban que
eso que teníamos 
sería para siempre?


Pues me cago en esta puta eternidad
en la que estoy harto
de saberte mía y aún así
desear que lo seas de todos.


¿Y cuando nos veíamos
y no dejábamos de mirar
hacia un futuro juntos?


Todavía aparento seguir 
mirando hacia adelante.
Pero no es verdad.


¿Y te acuerdas cuando conjugábamos 
el verbo amar en mil tiempos
y posturas distintas?


Ahora por fin comprendo
que ninguno de los tiempos
del verbo amar
son conjugables a tu coño.


¿Te acuerdas cuando desafiamos 
al gélido frío de un invierno
que se antojó eterno?


Me hago el chulo diciendo
que apenas tengo frío
pero mis lágrimas están heladas


y tú no me devolviste mi chaqueta.


Ni reparaste jamás las goteras...
Eternamente tuyo, Philosophia.







viernes, 17 de febrero de 2012

Y lo que sigue.

Quiero quitarte las dudas 
a base de tequila,
deslizarnos a mi (tu) casa
a cuatro patas.


Y que una vez allí,
no cambies de postura.


Quiero bailar un tango 
de cuatro copas,
compartir tu terquedad al bailar
con mi embriaguez artística,
enfrentarnos en una prórroga
de champán


y empatar a dos besos.


Quiero ganar por goleada
entre tus piernas
con un árbitro de papel
que me perdone los fueras de juego


y los disparos al poste.


Quiero jugar al escondite con tu boca,
y después a la gallinita ciega con tu ropa
para leer en braile 


las curvas de tu cuerpo.


Quiero saber que este partido
como local (visitante)
no decidirá el campeonato
y aún así destrozar tus bragas.


Y lo que sigue.
Eternamente tuyo, Philosophia.



miércoles, 15 de febrero de 2012

Pa´ti.

(Se me ha ocurrido escribir esto pensando en ti, para hacerte ver que el miedo es un buen compañero, al que cada día aguanto menos. A ver si tú tienes mejor suerte. Seguro)

Falsamente fundamentamos los miedos (a lo desconocido, obviamente) en una serie de circunstancias o posibilidades que desfilan por la virginidad de nuestra mente sin cita previa.
Carecen de una base empírica que nos lleve a considerarlas por medio de la experiencia, puesto que no conocemos ninguna impresión previa a partir de la cual poder sustentar un hecho futuro. Por tanto tampoco podemos atribuir una causa concreta y veraz al efecto que se presenta ante nosotros. (El efecto es la noticia que nos hace temer, el miedo es la causa ((ficticia o facticia)) asociada a este primero).
Tampoco podemos aplicar una coherencia racional; los miedos no arrojan certeza alguna, ya que en su mayor parte se componen de dudas y confusiones de las que no podemos sacar una conjetura veraz. (Ante el conocimiento de una noticia actuamos imaginando una serie de causas distintas, producto de la confusión del miedo).
Dicho esto, tener miedo no es malo, siempre y cuando este miedo alimente las ganas de luchar y afrontar los problemas de una forma más liberal y espontánea. Podemos tener miedo. Tenemos el derecho a tener miedo. Pero estos miedos no pueden participar en la consecución de nuestro fin, la felicidad. Y por tanto tampoco pueden incidir en nuestra felicidad momentánea, complemento de la final.
Así, aunque el día se presente más nublado que nunca debemos de tener en cuenta la relación causal de los hechos que nos dice que saldrá el Sol.
La vida se afronta mejor con una sonrisa en el rosto (sobretodo con una de esas sonrisotas tuyas que tanto me hicieron sonreír). Mírate cada mañana al espejo, pase lo que pase, y convéncete de que vas a ser jodidamente feliz.
Eternamente tuyo, Philosophia.

martes, 14 de febrero de 2012

Estás preciosa.

Perdona que te lo vuelva a decir
pero hoy he tenido que alimentar
mis dudas y mi insomnio 
con alguna dosis de pornografía y cerveza


porque se me ha acabado el tabaco
y tengo miedo de las madrugadas
y de recibirlas sin fumar.


Porque pienso demasiado.


He tratado, como me dijiste,
de pensar más allá de mi mismo.


Y me he mareado. Y he vomitado.


Si vieras cómo he dejado la habitación
llena de soledad e impotencia
y el vómito que refleja
el cadáver del que fui...


seguro que te pondrías hecha un basilisco.


Y tengo que decirte, que aún así estás preciosa.


Quizás la próxima vez que me toques
(si es que todavía piensas en ello)
puedas notar la insólita frialdad de mis manos
o la inmutabilidad de mi mirada
o la sobriedad de mi respuesta
o la ausencia de cariño.


Pero es que es tan poco lo que sobrevive
de aquel todo que un día fuimos
que las noche en vela rodeado de folios
y las citas con la pornografía echándote de menos
han impermeabilizado mi cerebro


y salgo tanto y tantas veces de mi mismo
que veo mi cuerpo desde el techo
e incluso intento escupirlo.


Hace demasiado tiempo que odio 
lo que veo cada mañana en el espejo


y me he cabreado


y le he roto.


Si vieras cómo lo he puesto todo
del rojo sangre de mi improvisación...


te pondrías hecha un basilisco


y aún así, estás preciosa...


No dejes que ningún temporal
ni ningún infeliz como yo
te cambie la cara, nena.
Eternamente tuyo, Philosophia.

domingo, 12 de febrero de 2012

No hay cambio. No hay progreso.

Quisimos cambio
pero lo dejamos para otro día.


Y ahora nos han domesticado
ante la indiferencia burguesa
de la adaptación al progreso.


Somos animales de compañía
y trabajos forzados
atados al yugo capitalista
del mediocre futuro fascista


mientras el socialismo 
escupe sobre la producción.


Nos conceden el único derecho
de lamernos las heridas
para acallar las voces que gritan.


Aunque duela.


Y cuando todo esto explote
y seguramente en sus putas caras
huiremos con el rabo entre las piernas


y el trono está vacante


y el poder cambia de manos
o de zarpas.
Eternamente tuyo, Philosophia.



Nada fácil.

Sonríes. Y lo haces pensando
que ese gesto puede hacerte feliz.


Como si fuese así de fácil...


Como queriéndote convencer
de una serie de oportunidades
que se te presentarán una y otra vez 
delante de tus narices
en un bucle del que es mejor no entrar
a no salir


pero borraste tus huellas
del camino curvilíneo de su espalda.


Y me temo que para siempre.


Mientras tanto apagas el piti
y te invade la sensación 
de que te has olvidado de algo
o de alguien.


Buscas en los bolsillos del pantalón


pero ahí no hay nada.


Hace mil vidas que no hay nada.


Ves pasar un avión por el rojo del cielo
y pides un deseo 
imaginando una estrella fugaz.
En un gesto alcohólico-evolutivo
vuelves a mirarte en los bolsillos.


Como si fuese así de fácil...


Si. 


Que ya sé que cuando ella estaba
las horas del reloj eran cuentos


y el vacío existencial de la vida
y de los bolsillos del pantalón
algo de lo que poder reírse


y los barrotes de latón
que cercaban el coto privado de caza
en el que tenía lugar vuestra guerra
eran lazos con los que atarte a la vida


y las facturas a pagar con su nombre
una excusa más para dormir agarrado a sus caderas.


Pero es que hoy te has vuelto a mirar al espejo.
Y ya no es tan fácil.
Eternamente tuyo, Philosophia.



jueves, 9 de febrero de 2012

Malditas madrugadas.

En los cartuchos que aún le quedan a la madrugada
el flexo encendido anuncia su insomnio y su falta de inspiración
mientras el folio en blanco dictamina su derrota.


Acongojado ante un mañana que le escupe en la cara
y se ríe de su soledad, y de su cara de tonto, y de su vida...
le tiemblan las manos de pensar que llega otro día y con él 
la amenaza de un progreso que pasó de largo por su puerta.


Pide a las cuatro esquinas de su habitación un cambio
pero no sabrá qué contestar si le preguntas qué quiere


por eso no te extrañes si no te mira cuando pases a su lado
ni cuando no te devuelva la sonrisa en la cola del super
ni cuando no conteste cuando le pides un cigarro.


Quizás te hable de intentos y de oportunidades
o quizás de indicios y premoniciones 
pero entre la simbología arcaica de su descalabrada mente
rescata la imagen de su culo saliendo por la puerta.


Y se cagará en todo, pero no en todos.


Lleva meses buscando entre el desastre que es ahora su vida
esas cartas que la escribía, jugando a ser Becquer
pero sólo ha encontrado su cubo de rubik
y sin hacer.
Y todas esas palabras que ella le dijo un segundo antes de salir
le rebotan en la cara como un boomerang sin remite.


Se excusará diciendo que con cervezas y tabaco 
y con ese aliño con el que perfuma sus cigarros
la vida quizás tenga otro color distinto al de su recuerdo.
Eternamente tuyo, Philosophia.

martes, 7 de febrero de 2012

Mundo de las maravillas.

Me dieron a elegir 
entre dos pastillas.

Una me hacía más grande
más fuerte
y más inteligente

la otra mermaba mi tristeza
o mi tamaño
o mi resaca
o tu recuerdo.

Un hombre con un gran sombrero
y a mi parecer borracho hasta el alma,
me invitó a que escogiera.

Siempre suelo perder en las apuestas
asi que lo hice a dedo.

Y mengüé un poco más
que cuanto tú me miras.

Una reina vestida de rojo
me obligó a escoger una carta.

Y esa carta era mi vida.
Y la perdí.

Ahora estoy en busca y captura
por un puto conejo
que me engañó a entrar
en este mundo de las maravillas
porque los países me hacen daño
con sus limitaciones
y defectos


hay unos molinos
que no dejan de seguirme
y me acosan con "madurez"
y palabras similares.


Pero te juro, 
que eran gigantes.
Eternamente tuyo, philosophia.

domingo, 5 de febrero de 2012

Buitres.

Las palabras que nunca te supe decir
aunque siempre quise hacerlo
se descojonan de la cara de tonto
que acabo de poner 


porque he oído un ruido en casa
y he corrido hacia la habitación
imaginando que fueses tú
y rezando porque estés tumbada


en la cama
tan manchada de orgullo como siempre
y otro día más sin hacer.


Sólo había sido un puto buitre
que ha venido a preguntarme
cuánto tiempo más pienso estar
engañando a un destino que ya
me ha dado la espalda.


Y yo me he cabreado conmigo mismo
y por no lamerme el alma
le he atizado un "lárgate"
y un "que te jodan" 
que me han sorprendido hasta a mi.


No te haces una idea 
de lo majestuosos que pueden ser
estos animales
en una habitación tan menguante


como tú
abierta a la vida.


Y me vuelvo a encender otro cigarro
más por costumbre que por ganas.
Eternamente tuyo, Philosophia.

sábado, 4 de febrero de 2012

Rock and Sexo.

He besado tantas veces el suelo que pisas
que ahora sólo me sabe a Rock and Roll
porque en la ópera 
me suelo quedar dormido
y el tango es un don
que ni controlas
ni controlo.


Aunque podemos intentarlo,
si quieres.


La puta de mi vecina ha vuelto a poner
la música a tope de feromonas


y te he imaginado bailando para mi,


las manos atadas a ninguna parte
las piernas abiertas a la vida
la mirada amenazando mis instintos.


Ahí afuera hace un frío que da miedo
o ganas de pegarse un tiro
o de levantarse sin apenas quererlo


y tú estás maravillosamente felina
trasparente a estos ojos que te miran




y desnuda.


A poder ser, desnuda.
Eternamente tuyo, Philosophia.









jueves, 2 de febrero de 2012

Minirelato.

(Relato participante en un concurso de relatos cortos. Mes de enero).



Los caminos tienen ojos. Piensan.

La senda que unía el modesto pueblo de Ujkania con su hermana mayor, la poderosa ciudad de Kafkania, era un caminito de no más de cinco metros de ancho por el que los comerciantes de especias que volvían locos a los hombres y les hacía hablar de la vanidad de dioses dormidos se veían obligados a realizar verdaderas virguerías para poder atravesar con sus carros tirados por caballos.
Esta travesía entrañaba diversos peligros, puesto que la frondosidad vegetativa que lo flanqueaba era el hogar de todo tipo de malhechores y rufianes que buscaban una forma poco honrada de ganarse la vida. Si a esto le sumamos la sensación de vacío y soledad del paisaje y la oscuridad en que estaba sucumbido podemos imaginar el pánico que sentía la gente al cruzar este camino.
Nuestro personaje no era como el resto. No tenía nada que temer. Era conocido como un hombre místico y extraño. Nadie sabía con certeza qué edad tenía. Quizás fuese algo atemporal, como una pintura, una melodía, un soneto… decían los viejos del lugar. Lo único seguro es que no procedía de este mundo. Y el camino lo sabe. Y  dejará ser cruzado por él.
Suerte amigo.
Eternamente tuyo, Philosophia.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Mea culpa.

No seré yo quien cambie al mundo
(ni él a mi)
no garantizo ni prometo garantizar
la paz mundial.

Mi hígado pide un descanso
y mis pulmones buscan su pasaporte
para emigrar a un tórax nuevo

mis bolsillos denuncian su vacío
mi corazón lamenta sufrimiento
mi polla ya apenas llora

apenas sé escribir y fumar 
al mismo tiempo
(y apenas sé escribir)

pierdo en todas las apuestas
aún apostando al caballo ganador.

En cada puesta de Sol
me transformo en un animal
que sólo devora por envidia

me alimento de sueños de otros
de los miedos de mis personajes
y de vez en cuando
de comida prefabricada.

Mi piso reclama un toque femenino
y yo también
pero perdí el sexapil en una barra americana
en la trinchera de una guerra
con un ganador pactado.

Alguien pidió amablemente
que se me incinere...
Mea culpa.
Eternamente tuyo, Philosophia.