domingo, 17 de julio de 2011

Y que se joda el viento.

He tropezado mas veces, he pisado mas charcos y he tragado mas barro que ningún otro. Pero también me he precipitado mas de mil veces por el precipicio de sus piernas...y eso es algo que no se puede medir con palabras.
Hace tiempo que dejé de robarle destellos a la Luna para sobrellevar mis noches de desencanto, que ella emana mas brillo que una puta constelación de estrellas. Que le zurzan al mundo y a sus quehaceres, que por mucho que se auto-destruya ella puede regenerarlo con uno de sus amagos de sonrisa. Y es que no hay nada mas necesario que algo de cordura pasional en este mundo enfermo en el que vivimos, y es que no hay nada mejor que ella.
Ya no necesito de musas que vengan a visitarme en los momentos de inspiración, que desde el segundo uno después de ella mis dedos no paran de tejer versos que cantan su nombre, que mi boli no puede parar de llorar palabras que hablan de su caminar.
En mis venas ya no hay tanta sangre como tinta, en mis pulmones ya no hay tanto humo como palabras...en el  rincón de mis pensamientos no hay sitio para nadie mas que para ella.
Eternamente tuyo, Philosophia.

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