Murió el poeta lejos de su hogar, lo enterró el lodo de un país vecino, la sangre vertida por sacos de dinero y las ansias que le arrastraban a volar...
Hay quien le vio llorar por todo lo perdido, hay quien salió a gritar a la mar y poder a este poeta vengar... Casi nadie se atreve a aceptar que no volverá, son pocos los que afirman que se marchó y no regresará.
Dejó tocada la memoria, dejó huella en el corazón...pero mas sangre dejó esa chica de cabellos rubios brotar por sus heridas de plata, porque el poeta se volvió loco, porque la genialidad siempre se acompaña con algo de rabia contenida, con algo por lo que pelear...y todo eso lo representaba ella, la que vino a desbaratar su vida de celibato, de introversión y anonimato.
Hoy en día todavía se le ve vagando por los bosques del lugar, aún cuando los espinos arden como el fuego, aún cuando los pájaros cantan desgarros que parten el alma... Dicen que en su almohada se cuela cada noche un nuevo despertar, que en la oscuridad de su interior queda algo de humanidad, algo que le empuja a no terminar del todo...algo que le empuja a no terminar de escribir...algo que no puede controlar del todo, de lo que no es consciente ni quiere serlo.
Demasiado enamoradizo, demasiado poco poetiso, el tiempo le echó un pulso y de momento ya ha ganado al destino..
Eternamente tuyo, Philosophia.
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