Guardo en mi retina el contoneo de su cuerpo, y mientras atento erecto al techo de mi habitación. Pequeña muerte que gustaba de ser juguetona y ardiente, aún sigue corriendo en mis pensamientos.
Con los crujidos de somieres y los gemidos que partían al viento notaba como me hacía mas joven, como volvía a ser eterno. La trampa mortal que guardaba entre las piernas hoy se me antoja mas caprichosa, los juegos que preceden a la faena hoy se me vuelven mas presentes.
Y es que parece que ha despertado mi lado mas fiero, mientras algunos me llaman carcamal, otros infante, otros etéreo....
Y que se mueran, que se mueran los que piensan que todos esos momentos ya se fueron, que se mueran porque día tras día consigo mantenerlos enteros.
Eternamente tuyo, Philosophia.
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