miércoles, 12 de octubre de 2011

La del poeta que murió enterrado por el lodo de un país vecino.

De aquel genio de lo escrito derrocado por el odio de miles de miradas poco quedó tras el paso del tiempo. Les hay que dicen que resurgió de sus cenizas, como ave fénix que se mentaliza de su andadura por tantos valles de lamentos. Otros afirman que nunca se fue, que todo era una trama y que necesitaba descanso, porque incluso los mas grandes tienen agobio ante lo ajeno. Con todo ese tipo de perogrulladas los mas optimistas pensaban día tras día en su regreso; mas apoteósico, mas grande, mas fuerte, mas inteligente.
Pero la verdad es otra, y es que ahora es eterno y conversa con el Sol. Le cuenta como va la cosa ahí arriba, que la Luna se enfadó y después de cada noche aún busca la forma de hacerle sombra... Sus lágrimas dejaron de hablar para dejar paso a la alegría de un alma que por fin encontró su lugar entre tanta luz. Pese a eso mira con tristeza desde ahí arriba al mundo y siempre trata de contagiarlo con su felicidad, de contaminarlo con cada una de sus sonrisas, pero todos se han condenado a su redención...
Sabe de sobra que la gente espera su vuelta, se lo contó una estrella mientras dormía. Pero deben comprender las ansias de volar que un hombre tan atormentado tiene, y ahora que está donde siempre soñó no permitirá que ninguna patria, ninguna ley ni ninguna desesperanza le haga volver a caer.
El nauseabundo caminar que siempre le caracterizaba entre las vetustas calles de su barrio fue sustituido por el resplandor que toda estela deja a su paso, ahora es un ángel alado que se codea con los mas grandes, ahora puede hacer que llueva en el infierno.
Con el transcurrir del tiempo se decidió dar descanso a su cuerpo, pese a que él se opuso a eso, no quería rendir culto a ningún Dios...porque ni ellos existen ni él lo merece.
Eternamente tuyo, Philosophia.

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