¿Quién robó la virginidad de mis ideales?
¿Y quién las promesas de un mañana mejor?
¿Quién le resta gramos a este reloj de arena?
¿Quién desorienta estos amaneceres empañados en sudor?
¿Y quién esnifa trámites e ilusiones?
¿Quién empapa este silencio con aullidos y lamentos?
¿Y quién mancha de rojo las sotanas?
¿Quién tiene el martillo acusador?
¿Y quién lo limpia de la suciedad política?
¿Quién es ese que juega a ser Dios?
Decidle que es un cerdo.
Eternamente tuyo, Philosophia.
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