Philosophia,
Después de unos días alejada de los teclados y del apasionante mundo de nuestras reflexiones, vuelvo, y espero que para quedarme.
No ha sido en vano por lo que me he ausentado, tú bien lo sabes. La devoción está detrás de la obligación. Esto me ha hecho pensar mucho.
¿Realmente todo el esfuerzo empleado para forjar un futuro mejor termina dando sus frutos? Tengo mis dudas, y sí, pensarás, si lo estás haciendo es porque deseas que sirva para algo pero… ¿y si no?
Este maldito sistema de tragones cada vez nos lo pone más difícil. Fíjate, que dicen que somos una generación perdida. No me lo explico. Nuestros padres esforzándose más o menos porque salgamos adelante, y es la economía la que desgraciadamente nos lo va a impedir.
Yo seguiré estudiando lo que me gusta hasta que me lo permitan, siempre lucharé por lo que amo, en cualquier ámbito, pero las ilusiones son las que me mueven, las ansias de saber son las que me hacen seguir viva, y el deseo de investigar es el que me enamora. Llámame curiosa si quieres, pero estoy segura de que en este caso, la curiosidad NO mató al gato, sino que lo hizo crecer y hacer inmortal, al igual que los libros de pensamientos de grandes escritores y filósofos. Quedarán como recuerdo de personas que, al igual que nosotros, querían manifestar su disconformidad a través de sus más sinceras palabras.
Todos sin excepción son unos corruptos, son unos “empresarios” natos. Dinero negro a espuertas, sobornos y los ciudadanos mientras tanto manifestándose en las calles porque muchos no puedes tan si quiera sobrevivir.
Necesitamos una revolución, una revolución de las buenas, como la de mayo del 68. Algo que haga pensar que algo está mal, que los que creen inocentes no lo son y que nos movemos, que algo es efervescente como los comprimidos, que queremos gritarle al mundo que nos gustan los retos, pero mucho más superarlos. Que no somos vagos, que no estamos de brazos cruzados, que queremos un mundo lleno de paz e inteligencia, de filosofía y sabiduría, pero sobre todo un mundo de respeto.
Siempre tuya, Sapientia
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