lunes, 26 de septiembre de 2011

Sigue tu camino de baldosas amarillas.

Soy un emperador con tan pocos galones como batallas ganadas, un filósofo de lo mundano que no entiende sus teorías, un terrorista que ha perdido los ideales revolucionarios, un soldado atrapado en tierra enemiga, un escritor con faltas de ortografía, un pintor daltónico, un escultor con Parkinson, un defensor de la naturaleza con complejo de Diógenes, un político con facturas a pagar, un músico que no sabe leer las partituras, un cantante con la voz ronca y la garganta oxidada, un pacifista al que se le cruzan los cables, un inventor sin ideas, un poeta sin inspiración, un futbolista sin ambición que no celebra los goles, un juez al que le han robado el mazo, un cocinero sin cazo, un policía sin poder, un actor al que se lo olvida su frase, un cámara bizco, un poeta que quedó anclado en el romanticismo, un pirata al que se le ha muerto el loro del hombro, un paracaidista con miedo a las alturas, un superhéroe enfadado con su ciudad... Todos los errores que pude cometer les cometí, todo lo que me ayudaba lo olvidé, pero hoy no... hoy voy a introducir felicidad subliminal en cada una de tus sonrisas, porque todavía tengo chistes malos que contarte y anécdotas con las que reírnos. 
Eternamente tuyo, Philosophia.

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