Las tormentas no traen nada más
que falsos augurios de una paz
que está por llegar o que ya llegó
y ahora no volverá.
La tormentas no traen nada más
que títeres de infancias que arden
bajo el fuego de un futuro
acongojador.
Las tormentas tienen la fuerza suficiente
para hacerte caer otra vez en el mismo charco
y para destruir tu palacio de papel
y para sacar a la luz todos tus miedos
y juntarlos todos en una forma humana
que logre controlar todos tus movimientos.
Nosotros podemos generar la mayor de las tormentas
y destruir todas sus jaulas de cristal
y todos sus zoológicos de especies
en peligro de desahucio
y todas sus cruces de manipulación.
Podemos hacerlo y debemos hacerlo,
porque ellos también están conspirando
en crear una tormenta perfecta.
Contra nosotros, claro.
Asi que es el momento de convocar
todos esos aquelarres que un día pactamos en la sombra
para acabar así con los remolinos inquisitorios
de no sé cuántas tormentas de arena
que han arrancado de sus entrañas.
Por eso,
vamos a soplar fuerte todos juntos.
Eternamente tuyo, Philosophia.
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