sábado, 23 de junio de 2012

Viceversa.

La misma puta viceversa
que se interpone entre tú y yo
para recordarnos que somos
tan alterables como el álgebra
y eternos hasta aborrecer,
esa puta variable
que me llama viejo y se ríe de mi
o de ti
cuando no sabemos quién se lanza primero
a comernos la boca y lo que sigue,
esa que nos dibuja monstruos
donde antes sólo hubo humo
y los pinta como con un atisbo
de orden en el caos. Nuestro caos.
Si, esa.
La incógnita que nos señala
y nos cambia de sitio aunque no queramos
me ha contado que tiene una nueva droga
y que por eso pasa de nosotros
incluso cuando estás desnuda.
Si, esa.
De todo lo malo,
cada cuatro o cinco días,
esa viceversa tan hija de puta
tiene un hambre voraz
y nos devora la vida
y nos endulza los besos
y te enjuaga las lágrimas
y te pinta la raya
y se porta bien con nosotros.
Si, esa.
Eternamente tuyo, Philosophia.

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