Aprenderás, quizás con el tiempo
que los besos son estrellas caídas del cielo
que un amanecer es un sueño vestido de fiesta
y que los atardeceres no son el final del camino
sino el principio de uno nuevo.
Aprenderás a ver la luz al final de las miradas
porque las miradas son faros que iluminan tu barco.
Aunque nunca haya puertos en los que clavar tu bandera
los corazones se quedan con la mitad de lo perdido.
Aprenderás que el vacío solo es un precipicio
que aún cargado de deudas y de dudas
no sabe mantenerse erguido.
Aprenderás, quizás con el tiempo
que mirar al frente no te priva del pasado
porque la infancia es un retornar
al que es necesario alimentar de cariño.
Aprenderás que una puerta cerrada solo espera ser abierta
que el negro de la muerte empaña aunque no destiña
que no siempre crecen los enanos entre la maleza
y que las oportunidades no se quedan en el olvido.
Aprenderás que el sol no quema tanto como el frío
que caer un domingo por la tarde en la rutina
no tiene tanto de final como de inicio.
Aprenderás, quizás con el tiempo
que el equilibrio es imposible pero no incierto
que la ausencia de paz es el vértigo
con sus piruetas, sus mortales y sus escondrijos.
Aprenderás a no rendirte en tu destino
porque el destino es un perro guardián
que no camina si no es contigo.
Aprenderás que el tiempo siempre cura las heridas
y que las costras no tienen por qué acompañarte siempre.
Que quitarse el polvo de encima y volver a volar
no es tan difícil cuando ya lo has aprendido.
Aprenderás,
quizás,
con el tiempo.
Y aunque jamás aprendas a esquivar las piedras
siempre me tendrás a mi para apartarlas a patadas
porque puedo mover planetas, puedo destruir estrellas.
Yo lo aprendí hace ya demasiado tiempo
y nunca me canso, todavía, de recordarlo.
Eternamente tuyo, Philosophia.
Universo de ideas y versos en el que busco mi propia paz intelectual y que vosotros encontréis la vuestra.
miércoles, 29 de agosto de 2012
lunes, 27 de agosto de 2012
Pum.
El amor ni se hace si se deshace
sólo se disfruta.
Creo que me entenderás.
Quiero decir que hay que saber degustar
el roce de dos cuerpos hechos uno
la frenética mirada de una corrida anticipada
el canibalismo de devorarse por dentro
las ganas de que no llegue el día siguiente.
Eso, todo eso.
Y ya sabes,
quizás te acuerdes de cuando ser feliz molaba
y cuando nos comíamos el alma a bocados
y la vida nos destrozaba a disgustos
pero siempre estábamos juntos
con ese paraguas que nos salvó de tantos temporales
aunque no supiéramos ni quisiéramos ver el más gordo de todos.
Ese que desmanteló nuestra cama y lo que sigue,
por el que continuamos enfrentados contra nosotros mismos
en esta puta guerra sin cuartel ni trinchera.
Joder, que todavía te echo de menos.
Llevo varios días practicando cómo pegarme un tiro en la cabeza.
Sin que salpique, quiero decir.
Ya tengo el arma cargada
y casi no lloro cuando la quito el seguro.
Imagínate cómo quedaré todo esto cuando dispare.
Lo voy a llenar todo de sangre.
Y de poesía.
Ninguno de mis poemas valen una mierda, pero te los quedo como herencia.
Cuando oigas un "pum", por favor, no mires atrás.
No mires como me engaño a mi mismo y a mis circunstancias
que ya casi no son mías aunque ni piense en ello.
Y nada, que mientras limpio un poco el gatillo
y recojo el paracaídas de los reproches hacia mi persona
para no arrepentirme cuando salte por fin al vacío,
intentaré controlar mi esquizofrenia crónica.
Aunque esté dispuesto a llevarla al extremo.
Y que siempre te he querido, cariño.
Eternamente tuyo, Philosophia.
sólo se disfruta.
Creo que me entenderás.
Quiero decir que hay que saber degustar
el roce de dos cuerpos hechos uno
la frenética mirada de una corrida anticipada
el canibalismo de devorarse por dentro
las ganas de que no llegue el día siguiente.
Eso, todo eso.
Y ya sabes,
quizás te acuerdes de cuando ser feliz molaba
y cuando nos comíamos el alma a bocados
y la vida nos destrozaba a disgustos
pero siempre estábamos juntos
con ese paraguas que nos salvó de tantos temporales
aunque no supiéramos ni quisiéramos ver el más gordo de todos.
Ese que desmanteló nuestra cama y lo que sigue,
por el que continuamos enfrentados contra nosotros mismos
en esta puta guerra sin cuartel ni trinchera.
Joder, que todavía te echo de menos.
Llevo varios días practicando cómo pegarme un tiro en la cabeza.
Sin que salpique, quiero decir.
Ya tengo el arma cargada
y casi no lloro cuando la quito el seguro.
Imagínate cómo quedaré todo esto cuando dispare.
Lo voy a llenar todo de sangre.
Y de poesía.
Ninguno de mis poemas valen una mierda, pero te los quedo como herencia.
Cuando oigas un "pum", por favor, no mires atrás.
No mires como me engaño a mi mismo y a mis circunstancias
que ya casi no son mías aunque ni piense en ello.
Y nada, que mientras limpio un poco el gatillo
y recojo el paracaídas de los reproches hacia mi persona
para no arrepentirme cuando salte por fin al vacío,
intentaré controlar mi esquizofrenia crónica.
Aunque esté dispuesto a llevarla al extremo.
Y que siempre te he querido, cariño.
Eternamente tuyo, Philosophia.
jueves, 23 de agosto de 2012
Game over.
Las manos manchadas de heridas ajenas
los lapiceros desgastados por el insomnio
los arrepentimientos y sus piernas dobladas
los inicios improvisados y sus
"esta vez saldrá bien, lo juro"
la desconfianza natural de las oportunidades
y su inexorable camino plagado de trampas.
Dudo de mí y de mi supervivencia
y por eso dibujo SOS con el humo del peta
esperando que algún naufrago de ilusiones
me vea y me haga un sitio en su soledad.
No ocupo mucho espacio, apenas hago ruido.
La noche bohemia y su llegar a casa a las 6 de la mañana
preguntándote si llegaste tarde o demasiado pronto.
Qué más da cuándo llegue, si no es contigo.
Beber por rutina más que por necesidad
y cargar de alabastro todas tus pesadillas
pensando que así quizás duermas mejor.
Alimento con mentiras las excusas que un día te dije
para hacerlas explotar contra el suelo de mi piso.
Espero el día en el que por fin resucite
y como en un juego me devuelvan las otras seis vidas
pero en este comecocos tú eres el monstruo final
y ya sabes que siempre se me dio fatal cabalgar en tu espalda
driblar tus pechos y marcarte un gol.
Por eso en la pantalla del ordenador
aparecen otra vez esas dos putas letras:
Game over.
Eternamente tuyo, Philosophia.
los lapiceros desgastados por el insomnio
los arrepentimientos y sus piernas dobladas
los inicios improvisados y sus
"esta vez saldrá bien, lo juro"
la desconfianza natural de las oportunidades
y su inexorable camino plagado de trampas.
Dudo de mí y de mi supervivencia
y por eso dibujo SOS con el humo del peta
esperando que algún naufrago de ilusiones
me vea y me haga un sitio en su soledad.
No ocupo mucho espacio, apenas hago ruido.
La noche bohemia y su llegar a casa a las 6 de la mañana
preguntándote si llegaste tarde o demasiado pronto.
Qué más da cuándo llegue, si no es contigo.
Beber por rutina más que por necesidad
y cargar de alabastro todas tus pesadillas
pensando que así quizás duermas mejor.
Alimento con mentiras las excusas que un día te dije
para hacerlas explotar contra el suelo de mi piso.
Espero el día en el que por fin resucite
y como en un juego me devuelvan las otras seis vidas
pero en este comecocos tú eres el monstruo final
y ya sabes que siempre se me dio fatal cabalgar en tu espalda
driblar tus pechos y marcarte un gol.
Por eso en la pantalla del ordenador
aparecen otra vez esas dos putas letras:
Game over.
Eternamente tuyo, Philosophia.
sábado, 18 de agosto de 2012
Telas de araña.
Te apoyaste en la encimera de la cocina
anhelando polvos mejores
con el piti en una mano y el café en la otra.
Estás preciosa cuando acabas de levantarte,
creo que alguna vez te lo llegué a decir.
Me hablaste de la resaca de la noche anterior
como si de un animal domesticado
que hay que alimentar todas las noches se tratara.
Y la verdad es que así era.
Pero la resaca es un bicho que requiere de muchos cuidados
y cada dos o tres días te planta una vomitona en el salón.
Tenlo en cuenta cuando el camarero nos invite al tercer tequila,
y todas nuestras esperanzas de una noche tranquila
estallen contra el suelo.
También me hablaste de poesía y sin quererlo
de la comisura de tus labios se escaparon dos versos
que ahora que ya no estamos juntos
tengo la obligación de robarte:
"Ni se te ocurra decir jamás
que tu vida es una mierda, ¿entendido?"
En ese momento ninguno de los dos sabíamos
a qué cojones podías referirte
pero ahora al menos yo, lo sé.
Y es que aunque te prometí que me reformaría
no soy capaz de correr 20 minutos seguidos
sin que me duela la puta rodilla,
las coliflores que dejaste en la nevera
justo antes de marcharte
hace tiempo que se pusieron malas
-y ni siquiera las he tirado
fumo mucho, bebo demasiado
apenas como
y duermo mal, cuando duermo.
Ya sabes que siempre fui un animal salvaje, cariño.
Apuraste las dos últimas caladas del piti, la taza de café y eructaste.
No hay nada más bello que el eructo de una princesa.
Quizás sus orgasmos, pero eso es mejor dejarlo para otro poema.
Recuerdo que siempre que nos levantábamos los dos a la vez
-sería de las pocas cosas que llegamos a hacer juntos
me pedías que te contara lo que había soñado anoche.
Y ese día me lo volviste a preguntar.
"Cuéntame qué has soñado anoche, por si me sirve para un poema."
Te conté el sueño aquel en el que estaba solo en la ciudad
y de repente los edificios se convertían en los dedos de un mago
que trataba de meterme en su chistera.
Allí solo había telas de araña.
Cuando por fin logré salir de la chistera del mago
aparecí en un cementerio en el que me vi cavando mi propia tumba.
"¿Por qué haces eso?" Me pregunté.
"Porque tú me obligaste" Contesté.
Me empujé a la tumba y cuando caí allí no había arena,
sino mala hierba que no me quedó más remedio que fumar.
Del humo del peta comenzó a salir una especie de barco pirata
que me tomó como rehén.
En el mástil del barco había colgadas cientos de calaveras que se me imaginaron conocidas, y a veces no.
Después me tiraron por la proa, pero no caí al agua
sino que aparecí en una mesa donde otros doce me acompañaban.
Tomé el pan y el vino, y me fui corriendo.
Cuando topé contra una pared, desperté.
Estaba sudando pero tú me cogiste de la mano.
Ya estaba a salvo.
Te miré a los ojos y tú me miraste a mi
¿recuerdas la expresión de mis ojos?
Puede que sí la recuerdes.
Pues ahora mismo tengo esa misma mirada. Si.
Porque tengo miedo,
tengo miedo de los príncipes azules
de los viejos verdes
de los falsos rojos
de la rendición blanca
del negro de la muerte
del ámbar de los semáforos
y de su despotismo ilustrado.
Que tengo miedo, joder,
porque han pasado ya más de dos vidas
y tengo más de cien sueños esperando a ser contados.
Asi que cuando no tengas nada mejor que hacer
sueña conmigo
porque yo seguramente esté soñando contigo
y así, nos contamos qué ha sido de nuestra vida
desde que te piraste.
Por si nos sirve para un poema.
Eternamente tuyo, Philosophia.
anhelando polvos mejores
con el piti en una mano y el café en la otra.
Estás preciosa cuando acabas de levantarte,
creo que alguna vez te lo llegué a decir.
Me hablaste de la resaca de la noche anterior
como si de un animal domesticado
que hay que alimentar todas las noches se tratara.
Y la verdad es que así era.
Pero la resaca es un bicho que requiere de muchos cuidados
y cada dos o tres días te planta una vomitona en el salón.
Tenlo en cuenta cuando el camarero nos invite al tercer tequila,
y todas nuestras esperanzas de una noche tranquila
estallen contra el suelo.
También me hablaste de poesía y sin quererlo
de la comisura de tus labios se escaparon dos versos
que ahora que ya no estamos juntos
tengo la obligación de robarte:
"Ni se te ocurra decir jamás
que tu vida es una mierda, ¿entendido?"
En ese momento ninguno de los dos sabíamos
a qué cojones podías referirte
pero ahora al menos yo, lo sé.
Y es que aunque te prometí que me reformaría
no soy capaz de correr 20 minutos seguidos
sin que me duela la puta rodilla,
las coliflores que dejaste en la nevera
justo antes de marcharte
hace tiempo que se pusieron malas
-y ni siquiera las he tirado
fumo mucho, bebo demasiado
apenas como
y duermo mal, cuando duermo.
Ya sabes que siempre fui un animal salvaje, cariño.
Apuraste las dos últimas caladas del piti, la taza de café y eructaste.
No hay nada más bello que el eructo de una princesa.
Quizás sus orgasmos, pero eso es mejor dejarlo para otro poema.
Recuerdo que siempre que nos levantábamos los dos a la vez
-sería de las pocas cosas que llegamos a hacer juntos
me pedías que te contara lo que había soñado anoche.
Y ese día me lo volviste a preguntar.
"Cuéntame qué has soñado anoche, por si me sirve para un poema."
Te conté el sueño aquel en el que estaba solo en la ciudad
y de repente los edificios se convertían en los dedos de un mago
que trataba de meterme en su chistera.
Allí solo había telas de araña.
Cuando por fin logré salir de la chistera del mago
aparecí en un cementerio en el que me vi cavando mi propia tumba.
"¿Por qué haces eso?" Me pregunté.
"Porque tú me obligaste" Contesté.
Me empujé a la tumba y cuando caí allí no había arena,
sino mala hierba que no me quedó más remedio que fumar.
Del humo del peta comenzó a salir una especie de barco pirata
que me tomó como rehén.
En el mástil del barco había colgadas cientos de calaveras que se me imaginaron conocidas, y a veces no.
Después me tiraron por la proa, pero no caí al agua
sino que aparecí en una mesa donde otros doce me acompañaban.
Tomé el pan y el vino, y me fui corriendo.
Cuando topé contra una pared, desperté.
Estaba sudando pero tú me cogiste de la mano.
Ya estaba a salvo.
Te miré a los ojos y tú me miraste a mi
¿recuerdas la expresión de mis ojos?
Puede que sí la recuerdes.
Pues ahora mismo tengo esa misma mirada. Si.
Porque tengo miedo,
tengo miedo de los príncipes azules
de los viejos verdes
de los falsos rojos
de la rendición blanca
del negro de la muerte
del ámbar de los semáforos
y de su despotismo ilustrado.
Que tengo miedo, joder,
porque han pasado ya más de dos vidas
y tengo más de cien sueños esperando a ser contados.
Asi que cuando no tengas nada mejor que hacer
sueña conmigo
porque yo seguramente esté soñando contigo
y así, nos contamos qué ha sido de nuestra vida
desde que te piraste.
Por si nos sirve para un poema.
Eternamente tuyo, Philosophia.
jueves, 16 de agosto de 2012
Futuro proletariado.
(16 de febrero de 2012)
Debemos impedir el fácil desarrollo de las cosas para que de su desastroso y acomodado resultado no puedan construirse más diques entre la raza humana y la libertad. La libertad humana pasa por la libertad social y racional del hombre, para lo que es necesario un mundo sin fronteras capitalistas.
Debemos conseguir la libertad de pensamiento individual, que nos permita utilizar nuestra razón de un modo coherente a la experiencia vivida y poder atribuir nuestra historia a la inferencia causal generada a lo largo de la HISTORIA.
En segundo lugar para conseguir la libertad pública de exponer nuestros pensamientos en asamblea y que quizás, con la aprobación popular, puedan llegar a ser considerados en referéndum. Con la consolidación de la idea del pueblo podremos derribar el muro intelectual generado por el desprecio fascista del pasado y por el aburguesamiento socialista de los tiempos "modernos".
A través de esta libertad intelectual o ideológica podemos extrapolar nuestra causalidad racional en ámbitos económicos, políticos, sociales e incluso religiosos. Mediante la filosofía podemos armar al pueblo de la carga explosiva suficiente como para hacer estallar el ideal monárquico de unos tiempos que han mamado demasiado del engranaje medieval-productivo.
Sometamos la producción al raciocinio de la experiencia del proletariado y abramos la economía social hacia nuevas puertas que permitan el control popular de la situación. Así, sólo así, lograremos la libertad proletaria.
Debemos impedir el fácil desarrollo de las cosas para que de su desastroso y acomodado resultado no puedan construirse más diques entre la raza humana y la libertad. La libertad humana pasa por la libertad social y racional del hombre, para lo que es necesario un mundo sin fronteras capitalistas.
Debemos conseguir la libertad de pensamiento individual, que nos permita utilizar nuestra razón de un modo coherente a la experiencia vivida y poder atribuir nuestra historia a la inferencia causal generada a lo largo de la HISTORIA.
En segundo lugar para conseguir la libertad pública de exponer nuestros pensamientos en asamblea y que quizás, con la aprobación popular, puedan llegar a ser considerados en referéndum. Con la consolidación de la idea del pueblo podremos derribar el muro intelectual generado por el desprecio fascista del pasado y por el aburguesamiento socialista de los tiempos "modernos".
A través de esta libertad intelectual o ideológica podemos extrapolar nuestra causalidad racional en ámbitos económicos, políticos, sociales e incluso religiosos. Mediante la filosofía podemos armar al pueblo de la carga explosiva suficiente como para hacer estallar el ideal monárquico de unos tiempos que han mamado demasiado del engranaje medieval-productivo.
Sometamos la producción al raciocinio de la experiencia del proletariado y abramos la economía social hacia nuevas puertas que permitan el control popular de la situación. Así, sólo así, lograremos la libertad proletaria.
martes, 14 de agosto de 2012
Sumideros.
-Ya nos veremos, dijiste
y entonces me arrepentí
de habernos despedido.
Ahora me pregunto hasta si me he movido.
Sé que no, pero ya no estoy en el mismo sitio.
Tengo miedo, pero quién coño no está asustado
si hay noches en las que hasta los perros
creen en los fantasmas.
Nunca dejes que el corazón
piense antes que la razón
porque de lo contrario
estarás condenada al peor de los fracasos.
Te lo digo yo, que de fracasos sé un rato.
Así he llegado a este momento de mi historia
en el que no sé hasta qué punto
los días son demasiado largos.
Es decir, que estoy jodido y grandioso
más lo primero que lo segundo
y también viceversa.
Sólo quedan las palabras
colándose por el sumidero de los recuerdos
con el humo y la cerveza
-te juré que me pondría en forma
y estallando contra el suelo de las promesas
que hace tanto tiempo nos hicimos, cariño.
Aunque no te lo creas
desde la soledad de mi piso
todavía puedo notar cuando te tocas el pelo
en un movimiento coqueto, pero infalible.
Alguna vez creo que te dije
lo preciosa que estabas cuando hacías eso.
Nunca dejes de hacerlo, cariño.
Y nada,
que voy a pillar un poco más de cerveza
y que te quise, joder, te quise.
Eternamente tuyo, Philosophia.
y entonces me arrepentí
de habernos despedido.
Ahora me pregunto hasta si me he movido.
Sé que no, pero ya no estoy en el mismo sitio.
Tengo miedo, pero quién coño no está asustado
si hay noches en las que hasta los perros
creen en los fantasmas.
Nunca dejes que el corazón
piense antes que la razón
porque de lo contrario
estarás condenada al peor de los fracasos.
Te lo digo yo, que de fracasos sé un rato.
Así he llegado a este momento de mi historia
en el que no sé hasta qué punto
los días son demasiado largos.
Es decir, que estoy jodido y grandioso
más lo primero que lo segundo
y también viceversa.
Sólo quedan las palabras
colándose por el sumidero de los recuerdos
con el humo y la cerveza
-te juré que me pondría en forma
y estallando contra el suelo de las promesas
que hace tanto tiempo nos hicimos, cariño.
Aunque no te lo creas
desde la soledad de mi piso
todavía puedo notar cuando te tocas el pelo
en un movimiento coqueto, pero infalible.
Alguna vez creo que te dije
lo preciosa que estabas cuando hacías eso.
Nunca dejes de hacerlo, cariño.
Y nada,
que voy a pillar un poco más de cerveza
y que te quise, joder, te quise.
Eternamente tuyo, Philosophia.
Señor juez.
Señor juez, señor juez,
¿es tarde todavía para explicar
el desastre que auguro en mi folio?
¿es demasiado tarde para confesar
que algún día arderé?
Soy una carga de dinamita
y me iré inflamando con la pólvora de mis versos.
Y si el cielo llora me importa una mierda
porque hace un dolor que te cagas
y aquí nadie ayuda.
Tarde o temprano me entrará hambre de historia,
avisado queda, señor juez.
Mis poemas se convertirán en bombas
y con la colaboración de mentes superiores
que los saquen de su laberinto de polvo y ceniza
destruirán democracias, filosofías y dioses.
Sobre todo dioses.
Eternamente tuyo, Philosophia.
¿es tarde todavía para explicar
el desastre que auguro en mi folio?
¿es demasiado tarde para confesar
que algún día arderé?
Soy una carga de dinamita
y me iré inflamando con la pólvora de mis versos.
Y si el cielo llora me importa una mierda
porque hace un dolor que te cagas
y aquí nadie ayuda.
Tarde o temprano me entrará hambre de historia,
avisado queda, señor juez.
Mis poemas se convertirán en bombas
y con la colaboración de mentes superiores
que los saquen de su laberinto de polvo y ceniza
destruirán democracias, filosofías y dioses.
Sobre todo dioses.
Eternamente tuyo, Philosophia.
jueves, 9 de agosto de 2012
Hombre-poeta.
Soy un farsante oculto tras un boli.
Yo no, el otro.
El poeta.
Ahora sí soy yo,
yo no soy un farsante.
El poeta no,
el hombre.
El hombre es el puro
el poeta es el mentiroso.
¿O era al revés?
El caso es que los dos
aspiran al superhombre.
Yo no, el poeta.
Yo no, el hombre.
Yo no... el otro.
El poeta ya se ha ido
ahora sólo está el hombre
y su sotana de carne y sangre.
Yo no, el otro.
El hombre.
Ahora soy el poeta
con su tocado de tinta y arena.
Mirad cómo me río.
Eternamente tuyo, Philosophia.
Yo no, el otro.
El poeta.
Ahora sí soy yo,
yo no soy un farsante.
El poeta no,
el hombre.
El hombre es el puro
el poeta es el mentiroso.
¿O era al revés?
El caso es que los dos
aspiran al superhombre.
Yo no, el poeta.
Yo no, el hombre.
Yo no... el otro.
El poeta ya se ha ido
ahora sólo está el hombre
y su sotana de carne y sangre.
Yo no, el otro.
El hombre.
Ahora soy el poeta
con su tocado de tinta y arena.
Mirad cómo me río.
Eternamente tuyo, Philosophia.
martes, 7 de agosto de 2012
Crímenes.
Cometimos tantos y tan
vergonzosos crímenes
contra nosotros mismos
que ahora nos da asco
mirarnos a la cara.
Por eso no vemos que lloramos
nuestras propias penas
escondidos entre máscaras
aunque en realidad son
las penas de todos.
Con un poco de suerte
seguimos vivos
a pesar de cada noche
porque salimos a ladrar
como perros callejeros.
Nos destrozamos porque queremos
destrozar algo hermoso
como no dándonos cuenta
de la vanidad de nuestros actos
y la corta duración de dichos hurtos.
Dejamos de acostarnos con la razón
por eso que ya no la distinguimos
en este pasadizo de sombras
al que acabamos llamando hogar.
No vemos que es una cárcel.
Mirándolo bien
la democracia es la ley del más fuerte
en una manada de ilustres ignorantes.
Lo veremos muchachos, lo veremos.
Eternamente tuyo, Philosophia.
vergonzosos crímenes
contra nosotros mismos
que ahora nos da asco
mirarnos a la cara.
Por eso no vemos que lloramos
nuestras propias penas
escondidos entre máscaras
aunque en realidad son
las penas de todos.
Con un poco de suerte
seguimos vivos
a pesar de cada noche
porque salimos a ladrar
como perros callejeros.
Nos destrozamos porque queremos
destrozar algo hermoso
como no dándonos cuenta
de la vanidad de nuestros actos
y la corta duración de dichos hurtos.
Dejamos de acostarnos con la razón
por eso que ya no la distinguimos
en este pasadizo de sombras
al que acabamos llamando hogar.
No vemos que es una cárcel.
Mirándolo bien
la democracia es la ley del más fuerte
en una manada de ilustres ignorantes.
Lo veremos muchachos, lo veremos.
Eternamente tuyo, Philosophia.
jueves, 2 de agosto de 2012
No te haces una idea.
Ya está otra vez el insomnio
aporreando la puerta de mi despertar
con su macabra danza de espejismos y duermevelas.
Es un buen amigo, al que cada día aguanto menos.
Lleno mis pensamientos de humo y cerveza
pongo en la tele la repe de alguna competición deportiva
y abro todas las ventanas.
Por si quieres entrar. Volando.
Hoy la luna está llena y tu sonrisa dibujada en ella.
Asusto a mis fantasmas con historias de nacimientos
pero vienen a mí y se ríen esgrimiendo frases a medias
intentos y descartes.
Tengo que apagar la televisión porque acabo de darme cuenta
de que llevo un rato sin presentarlo atención.
Nada es capaz de borrar tu recuerdo.
Ni tan siquiera el fútbol.
Grito ahogado en mi silencio por no tener los huevos
de decirte que me vuelves loco
que me haces falta
y cientos de cosas más que me guardo para futuros poemas.
No sé muy bien cuánta verdad puedo tolerar
pero te aseguro que toda la que tú me quieras dar.
Y un poco más.
Me veo obligado a poner algo de música para no vomitar
y Nacho invade mi cabeza con notas desgarradas
olvidadas al norte del norte.
La música no deja de sonar, y todo parece fácil.
Voy a cerrar los ojos. Puedes hacerlo tú también.
Si quieres.
No te haces una idea de lo bien que se ve con los ojos cerrados.
El valor que me falta para comerte la boca y lo que sigue
cada vez que te veo
me hace un nudo en la garganta
tan grande como puños cerrados.
No te haces una idea de lo difícil que resulta tragar orgullo cuando tienes el corazón en carne viva y la laringe oxidada.
Y es que el tabaco me está rasgando la voz
me da un aire misterioso, como a Sabina,
pero sin la magia que sólo tú puedes darme.
¿Te imaginas enterrar en un estercolero
todas esas ganas que hablaban de nosotros
y todos esos deseos que nos unían?
Crecerían más grandes y más fuertes, cariño.
Sigo pensando en las ocasiones perdidas a tu lado
y su incansable coreografía de luces y sombras.
Y me cabreo. Y lo doy ostias a todo. Incluso a los sueños.
Tendrías que estar aquí para ver cómo estoy poniendo
el suelo, las paredes, las fotos, las cartas, los deseos.
No te haces una idea del dolor sangre que tienen tus fotos.
Pero en ninguna de ellas pierdes la sonrisa, joder.
Me miro las manos como esperando que las heridas se curen,
para hacerme a la idea que pueden cicatrizar solas.
O sea, sin ti. Y ya sé que eso es imposible.
Deberías ver la cara de tonto que se me ha quedado
cuando el humo me ha vuelto a dibujar tu recuerdo.
Creo que es por eso por lo que aún sigo fumando.
Puedes cabrearte conmigo todo lo que quieras
pero voy a volver a invocarte a esta fiesta pagana
a la que ni yo estoy invitado.
Me voy a colar en tu habitación a punta de erección
y lo voy a empapar todo de felicidad subliminal;
la almohada, los dibujos, las sábanas,
los poemas que un día te regalé, tu boca,
tus caderas, tus piernas, tu pecho, todo.
Después me voy a encerrar en la jaula de tu silencio
para convertirme en ese animal feroz
que se come todos los monstruos de tus pesadillas.
Cuando quieras salgo, con el triple mortal hacia tu cama.
En fin, que me muero de ganas de decirte
que si tú no estás aquí los inviernos se me hacen cuesta arriba
los veranos no son más que un derretir de días y hielos
las primaveras añoran mejores tiempos para la lírica
y en los otoños mi copa -de vino- deshoja margaritas. Y viceversa.
Todavía sigo teniendo las ventanas abiertas,
para que entres cuando tú quieras
como sólo tú sabes hacerlo. Volando. Y desnuda.
Eternamente tuyo, Philosophia.
aporreando la puerta de mi despertar
con su macabra danza de espejismos y duermevelas.
Es un buen amigo, al que cada día aguanto menos.
Lleno mis pensamientos de humo y cerveza
pongo en la tele la repe de alguna competición deportiva
y abro todas las ventanas.
Por si quieres entrar. Volando.
Hoy la luna está llena y tu sonrisa dibujada en ella.
Asusto a mis fantasmas con historias de nacimientos
pero vienen a mí y se ríen esgrimiendo frases a medias
intentos y descartes.
Tengo que apagar la televisión porque acabo de darme cuenta
de que llevo un rato sin presentarlo atención.
Nada es capaz de borrar tu recuerdo.
Ni tan siquiera el fútbol.
Grito ahogado en mi silencio por no tener los huevos
de decirte que me vuelves loco
que me haces falta
y cientos de cosas más que me guardo para futuros poemas.
No sé muy bien cuánta verdad puedo tolerar
pero te aseguro que toda la que tú me quieras dar.
Y un poco más.
Me veo obligado a poner algo de música para no vomitar
y Nacho invade mi cabeza con notas desgarradas
olvidadas al norte del norte.
La música no deja de sonar, y todo parece fácil.
Voy a cerrar los ojos. Puedes hacerlo tú también.
Si quieres.
No te haces una idea de lo bien que se ve con los ojos cerrados.
El valor que me falta para comerte la boca y lo que sigue
cada vez que te veo
me hace un nudo en la garganta
tan grande como puños cerrados.
No te haces una idea de lo difícil que resulta tragar orgullo cuando tienes el corazón en carne viva y la laringe oxidada.
Y es que el tabaco me está rasgando la voz
me da un aire misterioso, como a Sabina,
pero sin la magia que sólo tú puedes darme.
¿Te imaginas enterrar en un estercolero
todas esas ganas que hablaban de nosotros
y todos esos deseos que nos unían?
Crecerían más grandes y más fuertes, cariño.
Sigo pensando en las ocasiones perdidas a tu lado
y su incansable coreografía de luces y sombras.
Y me cabreo. Y lo doy ostias a todo. Incluso a los sueños.
Tendrías que estar aquí para ver cómo estoy poniendo
el suelo, las paredes, las fotos, las cartas, los deseos.
No te haces una idea del dolor sangre que tienen tus fotos.
Pero en ninguna de ellas pierdes la sonrisa, joder.
Me miro las manos como esperando que las heridas se curen,
para hacerme a la idea que pueden cicatrizar solas.
O sea, sin ti. Y ya sé que eso es imposible.
Deberías ver la cara de tonto que se me ha quedado
cuando el humo me ha vuelto a dibujar tu recuerdo.
Creo que es por eso por lo que aún sigo fumando.
Puedes cabrearte conmigo todo lo que quieras
pero voy a volver a invocarte a esta fiesta pagana
a la que ni yo estoy invitado.
Me voy a colar en tu habitación a punta de erección
y lo voy a empapar todo de felicidad subliminal;
la almohada, los dibujos, las sábanas,
los poemas que un día te regalé, tu boca,
tus caderas, tus piernas, tu pecho, todo.
Después me voy a encerrar en la jaula de tu silencio
para convertirme en ese animal feroz
que se come todos los monstruos de tus pesadillas.
Cuando quieras salgo, con el triple mortal hacia tu cama.
En fin, que me muero de ganas de decirte
que si tú no estás aquí los inviernos se me hacen cuesta arriba
los veranos no son más que un derretir de días y hielos
las primaveras añoran mejores tiempos para la lírica
y en los otoños mi copa -de vino- deshoja margaritas. Y viceversa.
Todavía sigo teniendo las ventanas abiertas,
para que entres cuando tú quieras
como sólo tú sabes hacerlo. Volando. Y desnuda.
Eternamente tuyo, Philosophia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)