Cometimos tantos y tan
vergonzosos crímenes
contra nosotros mismos
que ahora nos da asco
mirarnos a la cara.
Por eso no vemos que lloramos
nuestras propias penas
escondidos entre máscaras
aunque en realidad son
las penas de todos.
Con un poco de suerte
seguimos vivos
a pesar de cada noche
porque salimos a ladrar
como perros callejeros.
Nos destrozamos porque queremos
destrozar algo hermoso
como no dándonos cuenta
de la vanidad de nuestros actos
y la corta duración de dichos hurtos.
Dejamos de acostarnos con la razón
por eso que ya no la distinguimos
en este pasadizo de sombras
al que acabamos llamando hogar.
No vemos que es una cárcel.
Mirándolo bien
la democracia es la ley del más fuerte
en una manada de ilustres ignorantes.
Lo veremos muchachos, lo veremos.
Eternamente tuyo, Philosophia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario