Señor juez, señor juez,
¿es tarde todavía para explicar
el desastre que auguro en mi folio?
¿es demasiado tarde para confesar
que algún día arderé?
Soy una carga de dinamita
y me iré inflamando con la pólvora de mis versos.
Y si el cielo llora me importa una mierda
porque hace un dolor que te cagas
y aquí nadie ayuda.
Tarde o temprano me entrará hambre de historia,
avisado queda, señor juez.
Mis poemas se convertirán en bombas
y con la colaboración de mentes superiores
que los saquen de su laberinto de polvo y ceniza
destruirán democracias, filosofías y dioses.
Sobre todo dioses.
Eternamente tuyo, Philosophia.
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