martes, 14 de agosto de 2012

Señor juez.

Señor juez, señor juez,
¿es tarde todavía para explicar
el desastre que auguro en mi folio?
¿es demasiado tarde para confesar
que algún día arderé?
Soy una carga de dinamita
y me iré inflamando con la pólvora de mis versos.
Y si el cielo llora me importa una mierda
porque hace un dolor que te cagas
y aquí nadie ayuda.
Tarde o temprano me entrará hambre de historia,
avisado queda, señor juez.
Mis poemas se convertirán en bombas
y con la colaboración de mentes superiores
que los saquen de su laberinto de polvo y ceniza
destruirán democracias, filosofías y dioses.
Sobre todo dioses.
Eternamente tuyo, Philosophia.

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