domingo, 5 de febrero de 2012

Buitres.

Las palabras que nunca te supe decir
aunque siempre quise hacerlo
se descojonan de la cara de tonto
que acabo de poner 


porque he oído un ruido en casa
y he corrido hacia la habitación
imaginando que fueses tú
y rezando porque estés tumbada


en la cama
tan manchada de orgullo como siempre
y otro día más sin hacer.


Sólo había sido un puto buitre
que ha venido a preguntarme
cuánto tiempo más pienso estar
engañando a un destino que ya
me ha dado la espalda.


Y yo me he cabreado conmigo mismo
y por no lamerme el alma
le he atizado un "lárgate"
y un "que te jodan" 
que me han sorprendido hasta a mi.


No te haces una idea 
de lo majestuosos que pueden ser
estos animales
en una habitación tan menguante


como tú
abierta a la vida.


Y me vuelvo a encender otro cigarro
más por costumbre que por ganas.
Eternamente tuyo, Philosophia.

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