Quiero quitarte las dudas
a base de tequila,
deslizarnos a mi (tu) casa
a cuatro patas.
Y que una vez allí,
no cambies de postura.
Quiero bailar un tango
de cuatro copas,
compartir tu terquedad al bailar
con mi embriaguez artística,
enfrentarnos en una prórroga
de champán
y empatar a dos besos.
Quiero ganar por goleada
entre tus piernas
con un árbitro de papel
que me perdone los fueras de juego
y los disparos al poste.
Quiero jugar al escondite con tu boca,
y después a la gallinita ciega con tu ropa
para leer en braile
las curvas de tu cuerpo.
Quiero saber que este partido
como local (visitante)
no decidirá el campeonato
y aún así destrozar tus bragas.
Y lo que sigue.
Eternamente tuyo, Philosophia.
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