viernes, 4 de mayo de 2012

Ángeles.

¿No ves ese ángel de allí?
¿Dónde está mirando?
¿Por qué aparta mi mirada de la suya?
Será que he acostumbrado a cargar
con un peso que ni yo puedo soportar
y que los muertos de hambre
que navegan en la inmundicia 
se empeñan en robarme.
Sé que no es mío,
y aún así les pego.


O porque he negociado mi suerte
con diablos de poca monta
y a mi mente vienen accidentes
que no se podrían calificar 
ni de caseros,
porque ese lugar en el que habito
no se podría calificar como casa.


O porque toda mi historia
se reduce a retales de otra historia
que he tomado prestada de mis personajes
y casi siempre suele ser triste.


¿Por qué ahora si me mira?
Sus ojos se clavan en mi
con un dolor que te mueres,
y como una última borrachera
que apenas puedes disfrutar,
deja de mirarme
y se va persiguiendo el culo
de aquella camarera rubia.


¿No lo ves?
Eternamente tuyo, Philosphia.

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