Oscuridad.
Sombras.
¿No lo oyes?
Ya llega.
Es el verdugo.
Arrastra su hacha
por el suelo.
¿No lo oyes?
Sonido metálico.
Carcajadas.
Toses.
Oscuridad...
Es el verdugo.
Se ha puesto su toga,
la de los domingos.
O su traje,
el de los congresos.
Y creo,
que yo soy el reo.
Eternamente tuyo, Philosophia.
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