Deben de ser ya
las doce de la noche
por las cuatro cervezas
que llevo encima.
Es la hora de la melancolía
en la que la gente como yo
se pone a escribir,
la de los poetas de mierda
que no tienen nada mejor
en lo que perder su tiempo.
Todo el mundo me dice
que estaba mejor contigo
(me lo digo hasta yo)
y que ahora fumo mucho
bebo mucho
y me consumo
como la planta de mi piso
que se muere
desde que no la riegas
y la cantas.
Y si me vieras aquí
haciéndome viejo
sin darme cuenta de ello
persiguendo las sombras
de quinceañeras que me evitan
y maldiciendo jóvenes
que me recuerdan a mi.
Y si me vieras aquí
dándome de ostias con la vida
con muchas deudas
y con mucha gente.
Y si me vieras aquí
recordando el por qué te fuiste,
maldiciendo la persona
en la que me he convertido,
rogándole a un Dios
que me da por el culo.
Y si me vieras aquí
con un buitre a mi lado
que espera a que caiga muerto,
con la misma ropa de ayer
y apestando a Bourbon barato.
Y si me vieras aquí
sin la luz que me daba
tu sonrisa
y sin la tranquilidad
que dibujaba tu coño.
Más perdido que nunca
(como siempre).
Y si me vieras aquí...
y si me vieras aquí...
quizás en un arrebato de pasión
querrías volver conmigo,
si me vieras aquí...
Eternamente tuyo, Philosophia.
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