¿Te imaginas?
Dentro de diez o quince años.
Tú y yo en nuestra cama
que nos hace uno.
Abrazados.
Sin llegar a tocarnos.
Sin hablarnos.
Pero leyéndonos el alma.
Siempre que estamos así
te suelo decir lo guapa que estás
para mi
y lo mucho que te quiero.
Para que no lo olvides nunca.
De repente se oyen unos pasitos
y por la puerta de la habitación
entra nuestro nene.
"Si ha salido tan guapo es por tu culpa".
Suelo decirte
sin evitar que te sonrojes
y me digas que son imbécil
y yo me lo crea
y quiera serlo más
y sólo para ti.
"Papá, tengo miedo" me dirá.
Sé que yo no sabré muy bien
lo que hacer en ese momento,
pero le subiríamos a la cama
y quedaría dormidito
en medio nuestro.
Separándonos
pero acercándonos más aún.
Te miro hasta que te quedas dormida
aunque es posible que tú no te des cuenta
por eso de que tengo mirada de gato.
Ahorcado.
Y los ojos color vidrio.
De vaso ancho.
Miro también al pequeño
y no puedo evitar que una sonrisa
se escape juguetona.
Está durmiendo con el dedo en boca
(ya habrá tiempo de quitarle esa manía).
Antes de dormir te recuerdo
que te quiero.
No lo olvides, ¿vale?
Eternamente tuyo, Philosophia.
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