jueves, 22 de marzo de 2012

O quizás si.

Ya no soy ese genio
que salió de una botella de vodka
cuando tú me frotaste
la polla.
Tengo el defecto de sonreír cuatro veces al día,
de llorar siempre que puedo
de beber más de lo que debo
y de acordarme de ti.
De acordarme de ti...


Quizás por eso,
por todo eso,
sea tan desgraciado.


O quizás no,
y no sea yo el desgraciado
y sea culpa tuya mi tendencia al alcoholismo
mi inclinación por los amaneceres
y por trasnochar más de la cuenta.


Perdona que te haya metido en esta batalla
en la que tu trinchera es mi coraza
y tu sonrisa es mi metadona
para no perder,
otra vez,
todas tus cartas.
Eternamente tuyo, Philosophia.

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