Sé que hoy has llorado.
Estaba sentado a tu lado.
Aunque tú no me hayas visto.
Ya me se lo de tu familia
y los líos que te traes
con el chico ese
y lo mal que eso
te hace sentirte.
Me gustaría decirte
que dejases el ordenador
y salieras a saltar charcos
como hacíamos antes,
pero te pones tan guapa
para él desde la cam
que se me enreda el alma.
Te he acariciado el pelo.
A todo el mundo le tranquiliza
que le hagan eso.
Y la verdad
no lo entiendo.
Pero como no entiendo casi nada
de lo que ocurre a mi alrededor
tampoco lo doy importancia.
Te susurro al oído
que no te preocupes
que todo va a salir bien,
como siempre.
(Aunque no siempre
suele ser para mi).
Y que si es necesario
nos beberemos las dudas
y le haremos un corte de mangas
al destino
que se empeña en jodernos la noche.
Si quieres.
Te pongo una mano en el hombro
y me dan ganas de ponerme la otra
en la polla
pero me controlo
porque tú lloras
y no se qué coño hacer
para evitarlo.
Me levanto.
Dispuesto a irme.
Porque empiezo a sentirme
una puta carga
y eso me cabrea
y grito
y pego ostias
a la pared,
que no tiene la culpa
(o quizás si).
Me voy
a ese lugar
del que nunca debí salir
pero antes te miro
y sonrío.
Se me ha vuelto a poner
esa puta cara de tonto
que se me ponía
cuando nos hacíamos fotos
y he sentido lástima
de mi mismo.
Bendita dulzura...
Y lo se.
Porque yo estaba allí.
Aunque no me vieras.
Eternamente tuyo, Philosphia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario