Perdona que no
te diga las cosas
con un poco más
de tacto,
pero la sensibilidad
de mis dedos
se ha perdido.
Y me temo que es
para no volver.
Por favor te pido,
vuelve a ponerte
ese vestido negro
que llevabas puesto
en mi cabeza,
cuando te lo estaba quitando.
Si.
He vuelto a masturbarme
pensando en ti.
Sé que prometí
no volverlo a hacer,
pero he bebido
demasiada cerveza
(por eso de
ser buen escritor).
Se me ha nublado la vista,
y en ese infierno
de borrones y sombras
se me ha aparecido,
majestuoso,
tu coño,
otra vez más.
Pensarás que soy un mierda.
Y eso mismo pienso yo...
Eternamente tuyo, Philosophia.
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