Como la hiena quisquillosa
que busca su mejor manjar,
así ha empezado el año.
Entre las prisas
de una civilización
que ya no se comunica
porque corre
y que se masturban
pero no lo reconocen.
Y yo me corro
otra vez más
otra vez menos
porque el recuerdo
de tu nuca
es lo más bonito que tengo
después de visitar
mis tugurios de ambiente.
Y claro que te quise
coño
te quise.
En mi cama
ya sólo pasan mujeres
con lindas prendas
y miles de defectos
(que ya poco
me importan)
desde que dejaste
tu olor en la almohada.
Dame otra noche contigo
a cuatro patas,
toda tú,
mojada,
eterna,
siempre tú,
o por lo menos
deja que escuche esa guitarra
ahora que todos
se han cansado de mi
(incluso yo mismo).
Soy el Lex Luthor
de mi propia película,
esa para mayores de 13 años
sin tiempo para
hacer el ridículo.
Brindaré.
Esta noche brindaré
con champán caro,
bueno
mejor con cerveza,
por las cuatro letras
de tu nombre
y por tus piernas
y por tu pecho
y por tu coño
y por que vuelvas.
Ya no se
si estarás enredada
en las sábanas de otro
o si se enredan
en tus sábanas,
sólo espero
que estés donde estés
y hagas lo que hagas
siempre,
o al menos
cuando pase por tu cabeza,
guardes el recuerdo
de este maldito
destructor de mentes
que parasitó la tuya
durante algún tiempo.
Y claro que te quiero
coño
te quiero.
Eternamente tuyo, Philosophia.
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