miércoles, 18 de enero de 2012

Qué ganas de verme.

Tengo ganas de suicidarme
cada vez que abro mis ojos
(si es que aún no
me los han embargado)
a un nuevo día,
pero me pierdo en el desastre
que es mi vida
y lo acabo olvidando
o dejándolo para más tarde.


Me temo el día
que me de por ordenar mi cuarto
y se vuelvan a presentar
estas ganas de lamerme la vida
y comerme la tristeza
de un solo bocado.


Llegará ese día
y me cagaré en todo
pero no en todos.


Llegará ese día
y tú no estarás
para sujetarme la polla
porque por ahí
quiero empezar a pudrirme.


Dicen que cortarse las venas
se hace mejor en la bañera,
eso si,
con el agua tibia.
Eternamente tuyo, Pilosophia.







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