Te busco
entre el cielo de estrellas
que se esconde en tu pecho.
Te busco
desesperado
como quien busca
un trozo de vida
en un infierno
de celibato.
Te busco.
Y busco
la amenaza escarlata
que esconden tus piernas
en su jardín de pelo
y fiereza
y pornografía gratuita
(o eso creo).
Te busco
y también te busca
una sombra maleducada
que se empeña en seguirme
aunque le diga
que no me hace falta.
Te busco.
A sabiendas que
no te encontraré.
El alfa y el omega.
El todo y la nada.
La izquierda y la derecha
que nunca se aman.
El inicio y el final.
El fuego y el agua.
Así eres tú,
como ese malabarista
de corazones
que siempre falla
cuando lanza el hacha.
Así eres tú,
como el minero
que escarba sentimientos
en una explotación
de pasión y ganas
y no saca en limpio
nada más
que un pedazo de plata.
Así eres tú,
como una mala resaca
que se te presenta
cualquier día sin avisar
y viene para quedarse
y dar bien por el culo.
Eternamente tuyo, Philosophia.
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